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35 años de la tragedia de Bella Vista: un adiós a los músicos del chamamé

En el trágico accidente de 1989, seis grandes exponentes del género y dos choferes perdieron la vida en las aguas del Paraná. Eduardo Scofano, hijo de uno de los músicos sobrevivientes, repasó los recuerdos y el legado de una generación que revolucionó la música regional.

El 8 de septiembre de 1989, en Bella Vista (Corrientes), un trágico accidente de tránsito costó la vida a seis artistas chamameceros y dos choferes. El colectivo que los trasladaba cayó al río Paraná, llevándose con él a destacados músicos que formaban parte de una selecta embajada de intérpretes, reunidos para representar a Corrientes en Europa, específicamente en Niza, Francia, un sueño que nunca se concretó. Ese día, el río se llevó las vidas de Zitto Segovia, Gringo y Michel Sheridan, Chango Paniagua, Yacaré Aguirre, Johnny Behr y los choferes José Toledo y Walter Blas Gómez. La tragedia conmocionó a toda una comunidad y marcó un hito en la historia de la música regional.

A 35 años de ese trágico suceso, Eduardo Scofano, hijo de Ricardo Scofano, uno de los músicos sobrevivientes, rememora lo que se conoció como la "tragedia de los chamameceros". En su relato, destacó la importancia de esos músicos en la renovación del chamamé y el impacto que tuvo la tragedia en la cultura musical de la región.

“Era un colectivo con una delegación de músicos que venía mal barajado”, comenzó Scofano. La delegación había sido organizada para participar en el Festival Internacional de Folklore en Niza, pero el sueño europeo nunca se concretó. En lugar de eso, el espectáculo se presentó en el Teatro Vera de Corrientes, donde se logró llenar el teatro de una manera impresionante.

Los músicos que viajaban en el colectivo formaban parte de una generación que, a través de nuevas sonoridades y una poética renovada, había logrado un giro significativo en el chamamé. Entre ellos, se encontraba los integrantes del Grupo Reencuentro, con los hermanos Sheridan, Zitto Segovia, Chango Paniagua, y Yacaré Aguirre, entre otros, quienes en ese momento eran considerados los mejores del género. “Se trata de una tragedia que se llevó a los mejores grupos del momento”, afirmó en Cacodelphia.

Reencuentro había marcado una etapa importante en el chamamé con discos que ya eran considerados de referencia. Junto a ellos, otros artistas como Zitto Segovia, considerado el principal exponente de la nueva trova chaqueña, quien había cosechado éxito y reconocimiento tras su participación en el festival de Cosquín, y Chango Paniagua, integrante del Trío Corrientes. Para Eduardo Scofano, cada uno de estos músicos representaba algo más que un talento individual: “Formaban parte de una generación que le dio un giro al chamamé a partir de ciertas sonoridades y poética. Nos mostraron una nueva cara del género”.

Entre los músicos que estaban en el micro se encontraban los integrantes del Grupo Reencuentro, que ya había generado excelentes discos, conformado por Santiago ‘El Bocha’ Sheridan, Joaquín ‘El Gringo’ Sheridan, eximio bandoneonista, y su hermano Michel, gran guitarrista y cantante, quienes se habían desvinculado de ‘Los de Imaguaré’; Ricardo ‘Tito’ Gómez y Carlos Miño; el cantor Zitto Segovia; Ceferino ‘Chango’ Paniagua, que formaba parte del Trío Corrientes junto con mi papá y Cacho Espíndola; y también estaba en ese micro el Yacaré Aguirre, reconocido recitador y presentador de conjuntos chamameceros”, repasó Eduardo Scofano, músico libreño, quien formaba parte de la delegación chamamecera junto con su hermano y su padre. Por milagro, ambos niños no subieron al colectivo que terminó trágicamente en el río.

"Músicos, artistas, que formaban parte de una generación de chamameceros que le dieron un nuevo giro al chamamé. Por eso digo que se trata de una tragedia que se llevó a los mejores grupos del momento", agregó Scofano, quien también es productor del documental 8.9.89, que narra aquella tragedia. Dirigido por Marcel Czombos, el documental invita a conocer más sobre estos músicos y sus pensamientos, así como su visión de un chamamé que estaba en plena revolución. "La tragedia terminó de reventar la revolución musical que venían proponiendo", concluyó.

Un viaje que nunca fue

La participación en Niza fue suspendida 24 horas antes de la partida por el entonces director de Turismo, Julio Traynor, sin mayores explicaciones. Esto dejó a los músicos con la frustración de no poder llevar su arte a Europa, y como consecuencia, decidieron reprogramar la gira para presentarlo en escenarios locales. Bella Vista, donde la delegación llegó para realizar su segunda presentación, se convirtió en el escenario final de un sueño truncado. “Con la bronca generada por no cumplirse con el anunciado viaje, que fue suspendido sin mayores explicaciones, comenzó a pensarse en la posibilidad de presentar el espectáculo que fue preparado con mucho tiempo y esfuerzo, en distintos escenarios del país”, contó Scofano.

En esa delegación había músicos que representaban a distintas regiones del país: desde la costa del Uruguay, la zona central de Corrientes con los Sheridan, hasta el Chaco con Zitto Segovia”, repaso Scofano. “En el ‘89 toda esta gente había trotado bastante el mundo”, dijo Scofano sobre la delegación de artistas que había llegado a Bella Vista para presentarse en el Club Juventud.

Entre los artistas que formaban parte del espectáculo se encontraba, Zitto Segovia de quien Scofano es un ferviente admirador. "Yo he visto a Cacho Saucedo, que fue el fundador del Trío Corrientes con mi papá y cantor de Ernesto Montiel, pero cuando escuché a Zitto Segovia, me impactó. Zitto tenía una fuerza única; venía cantando desde hacía mucho tiempo y, junto con Marta Quiles, venía revolucionando todo", recordó sobre el principal exponente de la nueva trova chaqueña, que entonces tenía un futuro prometedor tras su reconocimiento en el festival de Cosquín. Junto a su percusionista, Johny Behr, formaban una dupla exitosa que cosechaba elogios por su estilo único. Los dos murieron en aquella tragedia.

Eduardo Scofano recordó cómo, en ese entonces, el chamamé no gozaba de la popularidad que tiene hoy en día, y cómo el Teatro Vera, uno de los pocos escenarios de relevancia en la provincia, había sido inicialmente reacio a abrir sus puertas a la música popular. “Era un tiempo complicado para el trabajo, y el chamamé no era lo que es hoy en día”, dijo. Sin embargo, a pesar de las dificultades, el espectáculo se presentó en el Teatro Vera, un hito que emocionó profundamente a los artistas y al público local. “El teatro se llenó de una manera impresionante, tanto que hoy, al recordarlo, me emociona”, confesó Scofano. “Luego de la actuación en Bella Vista, estaban programadas presentaciones en Formosa y en el Domo del Centenario de Resistencia”, recordó el músico.

Bella Vista como escenario final

El 8 de septiembre de 1989, el trágico accidente cambió para siempre la historia del chamamé y de la música regional. Ese día el colectivo que transportaba a la delegación de artistas, entre ellos músicos, bailarines y técnicos, se quedó sin frenos y cayó al río Paraná. Ocho personas perdieron la vida en el accidente, seis de ellas músicos, en una de las catástrofes más recordadas en Bella Vista, Corrientes. Eduardo Scofano, hijo del bandoneonista Ricardo Scofano, reflexionó sobre los muchos factores que contribuyeron a esta tragedia que, con el paso de los años, se ha ido convirtiendo en una historia casi mítica dentro del universo chamamecero.

La tragedia no solo dejó una huella indeleble en las familias de los fallecidos, sino que también tuvo un impacto profundo en la música chamamecera. “Se trata de una tragedia que se llevó la vida de músicos importantísimos, una tragedia que por un lado enlutó al chamamé y al mismo tiempo generó una explosión musical”, expresó el músico chamamecero. “Lo que vino después, lo que pasó inmediatamente después, durante varios días mantuvo a todos muy atentos a lo que sucedía”, dijo.

“Hubo muchas cosas que llevaron a esa tragedia que mucho se recuerda en Bella Vista”, afirmó Scofano. “Esta historia se fue transformando en algo casi mítico. Por todo lo que pasó esos días, y por los que perdieron la vida, como los hermanos Sheridan, que enterraron a su padre una semana antes y aún así decidieron cumplir con su compromiso”, dijo, subrayando la tragedia personal de aquellos involucrados. Ese fatídico 8 de septiembre, los hermanos Sheridan, Joaquín y Michel, murieron en el mismo día en que celebraban el cumpleaños de su madre, un detalle que hizo aún más doloroso el impacto de la tragedia.

Esa mañana, el elenco de bailarines y el equipo técnico se habían quedado en el Club Juventud de Bella Vista para realizar los últimos ensayos y preparar el espectáculo para esa noche. Mientras tanto, los músicos subieron al micro y fueron hasta radio local para difundir el espectáculo.

Toda el elenco de bailarines se bajó en el Club Juventud para ensayar, al igual que el equipo de iluminación, que se quedó para montar todo y preparar el espectáculo de la noche. Mientras tanto, todos los músicos subieron al micro, que transitó por la calle Buenos Aires, la principal de Bella Vista, donde estaba ubicada la radio, a media cuadra antes de donde comienza una bajada muy pronunciada. Bella Vista es una ciudad de altura, de barranca, y cuando el colectivo llegó a esa pendiente, comenzó a perder el control. Fue allí donde el chofer, que había tenido problemas con los frenos, no pudo evitar que el vehículo cayera al río Paraná", contó.

De la tragedia sobrevivieron: el bandoneonista Ricardo Scofano, el guitarrista Carlos Miño, el compositor y bajista Ricardo “Tito” Gómez y el guitarrista Oscar “Cacho” Espíndola. Sin embargo, el saldo del accidente fue dramático. Fueron necesarios dos días para reflotar el colectivo, pero los cuerpos de los desaparecidos no fueron encontrados de inmediato.

“El colectivo fue retirado el lunes, pero el accidente ocurrió el viernes. Había caído en una zona muy profunda del río, justo en el canal, en un día en el que el agua estaba muy crecida y agitada”, recordó Scofano. Seis días después, el 14 de septiembre, la Prefectura logró recuperar los cuerpos de tres de las víctimas: Ceferino “Chango” Paniagua, Daniel Aguirre y el chofer José Toledo. Al día siguiente, a tres kilómetros de Bella Vista, fue encontrado el cuerpo de Zitto Segovia, el querido cantor y compositor chaqueño, considerado un símbolo del chamamé contemporáneo. Sin embargo, hubo tres cuerpos que nunca pudieron ser recuperados: los de Johnny Behr, Joaquín y Miguel Ángel Sheridan, y el chofer del micro, Walter Blas Gómez.

La aparición del cadáver de Zitto Segovia abrió paso a lo que Scofano describió como los funerales populares más grandes que la provincia haya vivido. “El velorio de Zitto fue impresionante. La caravana de flores fue impactante, realmente muy emocionante ver cómo su pueblo lo abrazó. Zitto era muy querido por el pueblo chaqueño”, recordó.

“La telaraña de las cosas que se sucedieron para que después ocurriera semejante accidente es impresionante”, dijo Scofano quien reflexionó sobre los factores que contribuyeron al trágico accidente, que a su juicio fue causado por una serie de errores humanos. “Hubo un error humano por parte del chofer”, señaló.

“En principio, mi conclusión personal, muy conversada con Marcel Czombos, es que hubo un error humano por parte del chofer, porque la delegación viajaba en un colectivo que tenía un sistema de frenos con aire de compresores. El tipo tenía que haber puesto al colectivo en marcha con un tiempo prudencial, pero sin embargo se bajó a escuchar lo que pasaba en la radio. Estuvieron casi una hora y media ahí, y salió minutos antes. Cuando encendió el coche, todos salieron al colectivo para dirigirse al ensayo previo al espectáculo”, contó. “Además, una camioneta mal estacionada hizo que el colectivo no pudiera regresar por la misma calle Buenos Aires y tuviera que tomar la bajada donde finalmente fallaron los frenos. El chofer perdió el control y el colectivo cayó al río”, repasó Scofano.

El bandoneonista también compartió cómo, a pesar de ser uno de los sobrevivientes, nunca habló mucho con su padre sobre lo sucedido en el micro: “Nunca hablé con mi papá sobre cómo vivió ese momento. Lo que sí recuerdo es que él tenía claro dónde estaba ubicado cada uno de sus compañeros. Cuando el colectivo comenzó a caer al agua, empezó a gritar y se preparó para el impacto”.

Ricardo Scofano, quien falleció el 26 de marzo de 2020, había nacido en la ciudad de Bella Vista el 9 de julio de 1946. Su hijo recordó con emoción que, antes de su muerte, su padre había pedido que sus cenizas fueran esparcidas en el mismo lugar donde se fueron los demás músicos: "Mi papá nos pidió que sus cenizas las tiráramos ahí, donde se fueron los muchachos", contó Scofano.

La tragedia de Bella Vista dejó una marca imborrable en el chamamé y en la memoria colectiva de los pueblos del noreste argentino: “Esa tragedia se fue transformando en algo mítico, por todo lo que sucedió, por las vidas que se perdieron y por lo que vino después, algo que sigue siendo recordado y sentido por toda una generación”.

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