Inicio Cacodelphia Ramón Tarruella y "La Tribu de mi calle", cuentos inspirados en la escuela pública

Ramón Tarruella y "La Tribu de mi calle", cuentos inspirados en la escuela pública

Es un libro de ficción, no un retrato de la educación”, aclara el autor.

Ramón Tarruella, escritor y docente con una amplia trayectoria en la enseñanza desde finales de los años '90, presenta La Tribu de mi calle, una obra dedicada a la escuela pública que él define como un "cuentario". En sus relatos, los personajes crean un universo común en el que se encuentran y se relacionan dentro de un bachillerato de adultos. “Es un libro de ficción, no un retrato de la educación”, aclara Tarruella. A lo largo de las historias, el vínculo entre los personajes y la experiencia educativa se convierte en el eje central, reflejando las tensiones, contradicciones y búsquedas personales de cada uno. Aunque no se menciona explícitamente, la obra está inspirada en la Escuela Carlos Vergara de La Plata.

El autor subrayó que su libro no pretende ser un retrato de la educación, sino más bien una reflexión sobre los vínculos humanos que se establecen dentro y fuera de la institución educativa. “Los personajes están todo el tiempo dialogando entre un cuento y otro, en algunos son protagonistas y en otros secundarios. Todos forman parte de una especie de tribu que está alrededor de una escuela, que no se dice, pero físicamente es la Escuela Carlos Vergara”, contó.

Marcela Ramírez, quien participará de la presentación, explicó que los personajes tienen una riqueza emocional impresionante. “Son contradictorios y humanos, con una densidad notable. Navegan entre emociones, recuerdos y frustraciones, mientras intentan comprenderse a sí mismos dentro de un sistema educativo que, en ocasiones, les resulta ajeno”, añadió.

Cada historia del libro presenta un universo particular que da cuenta de la desigualdad social, las dinámicas de poder y las relaciones dentro del ámbito educativo. “El conflicto que atraviesa a los personajes nos permite ver las diferentes capas de cada uno de ellos, que dentro del aula, muchas veces no vemos”, explicó Ramírez. “La historia particular de cada uno se mezcla con ese saber más academicista que les da la guerra que están estudiando. Hay algo de esa guerra que están poniendo de manifiesto, y se deja entrever la tensión en el ámbito educativo: las representaciones propias, el deseo de lo ajeno y lo efímero de encontrar poder en ese momento. Para cada uno de ellos, la educación sigue siendo una gran ocasión, además de un espacio social de contención, donde se tejen redes de compañerismo y lazos sociales, incluso fuera de la institución”.

En este sentido, Tarruella reflexionó sobre cómo la escuela actúa como un reflejo de las tensiones sociales. “La educación es el reflejo de una sociedad y es el ámbito donde se expresan las relaciones de poder y la desigualdad. Y los relatos reflejan esas contradicciones propias de un contexto social que se manifiestan en la escuela”, afirmó el escritor.

Refiriéndose a sus primeras experiencias como docente, comentó: "Mi primera experiencia docente fue en Quilmes, donde me impactó ver a una señora de setenta y pico de años y unos chicos que, hasta un rato antes de ingresar a la escuela, habían estado fumando porro. Eso me quedó muy marcado. Años después de esa experiencia, empecé a pensar en la convivencia dentro de una institución educativa, y así fue como apareció este cuentari", porque esa fue una experiencia muy linda para mí".

Uno de los elementos más singulares de La Tribu de mi calle es el uso de la historia de la Guerra de la Triple Alianza, en particular la figura de Solano López y la destrucción de Paraguay, como una metáfora del presente. Tarruella, quien tiene un vínculo personal con esa historia, considera que esta guerra simboliza las luchas actuales en América Latina. “Quería jugar con la idea de cómo esa historia que los alumnos estudian en realidad está leyendo el origen de nuestro presente”, expresó el autor.

Ramón D. Tarruella nació en Quilmes (1973) y vive en La Plata. Es docente de historia, coordinador de talleres literarios, editor y escritor. Es fundador e integrante de la Editorial Mil Botellas. Ha escrito dos libros de no-ficción: Crónicas de una ciudad: historia de escritores vinculados a La Plata (2002) y Mitos y leyendas de La Plata (2007), ambos editados por Comuna Ediciones. También es autor de la novela Balbuceos (en noviembre) (2008, Editorial Mil Botellas), del libro de cuentos Asunción, no es París (2018, Los lápices editora) y de dos libros de historia: 1914, Argentina y la Primera Guerra Mundial (2014, Aguilar) y La mecha encendida. Los atentados anarquistas en Argentina (2015, Ediciones Lea). Además, es autor en la colección Historia contada para chicos de Ediciones Lea. En 2022 se reeditó su novela Allá, arriba, la ciudad (Los lápices editora), que en 2008 había recibido el segundo premio en el concurso Luis José de Tejeda, de la ciudad de Córdoba.

El libro está dedicado a la escuela pública y retrata historias ficticias que, aclara el autor, no hubieran sido posibles sin la experiencia como docente, una tarea que realiza desde fines de los años ’90. En la presentación del libro estarán presentes Víctor Blanco, escritor, docente y director de la escuela que funciona dentro de la Unidad Penal de Magdalena; María Valle, editora responsable de Los lápices editora; y Marcela Ramírez.

"El libro fue apareciendo de manera azarosa, no fue algo pensado. El primer cuento, ‘Pequeño Larousse Ilustrado’, fue publicado en una antología de Comuna Ediciones bajo el nombre de ‘Diccionario’. Ese texto lo comencé a pensar en Pehuajó, en un hotel. Después surgió otro dentro del ámbito educativo y, ahí, empecé a pensar en la posibilidad de un libro que tuviera como escenario el bachillerato para adultos", relató Tarruella.

El proceso de escritura del libro se completó durante la pandemia, cuando Tarruella tuvo el tiempo necesario para dar forma a varios proyectos inconclusos. "Los cuentos y los personajes se fueron armando en la pandemia. Cada cuento que terminaba era un eslabón más en el proyecto", relató en Cacodelphia.

En cuanto a la elección del género, el autor destacó su afinidad con el cuento. "El cuento es el género más difícil, pero también el que más me satisface. Coincido con lo que dicen algunos, como Borges, que es el género más difícil. La novela te genera tiempo y disciplina, pero el cuento me permite satisfacer mi necesidad de escribir. Todo el tiempo estoy escribiendo cuentos, a veces con ideas específicas, pero convivo constantemente con el cuento", señaló.

Un guiño cultural a Los Redonditos de Ricota

Cada cuento de La Tribu de mi calle comienza con un epígrafe tomado de las letras de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, lo que no solo aporta un toque cultural al libro, sino que también refleja el espíritu de transgresión y cuestionamiento social presente en sus historias.

El nombre del libro, inicialmente diferente, fue finalmente decidido por la editora. Los epígrafes surgieron al pensar qué música podía atravesar el bachillerato para adultos, y fue ahí donde los Redondos cobraron relevancia. "Tienen esa conjunción de clases sociales, donde había desde el académico con artículos en revistas francesas hasta el más marginado", concluyó Tarruella.

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