La novela Revolución del periodista Juan Pablo Meneses saca a la luz la historia del primer monumento al Che Guevara, levantado en Santiago en 1970 y eliminado tras el golpe militar de 1973. La investigación del autor revive el misterio de esta estatua y cuestiona la permanencia de las huellas de la dictadura en Chile.
En 1970 en la comuna de San Miguel, un barrio de clase media de Santiago de Chile, se levantó el primer monumento en honor al Che Guevara: una estatua de casi 10 metros que representaba al revolucionario argentino como un “Jesucristo latinoamericano”. El propio Fidel Castro la visitó y comentó que era "la primera vez que veía a su amigo convertido en bronce". Tres años después, tras el golpe de Estado, la dictadura de Augusto Pinochet ordenó que la escultura fuera destruida, y hasta hoy no se sabe con certeza su paradero.
Juan Pablo Meneses mezcla ficción y crónica para abordar el culto mundial al Che y la desaparición de su primer monumento. A través de un personaje ficticio que busca el paradero de la estatua, revive una interrogante que él mismo comparte en la vida real. "Muchas veces los escritores dicen que sus personajes están inspirados en alguien, pero en este caso fue al revés. Mi propio personaje me ‘contagió’ la idea de buscar la estatua", comenta. Inspirado por su historia, Meneses decidió presentar una denuncia oficial para investigar el paradero de la estatua, en un intento por obtener respuestas concretas. “Mi personaje hizo esa denuncia en la ficción, y a mí me pareció tan poderosa la idea que decidí hacer lo mismo en la vida real”, explica el autor. Hasta la fecha, sin embargo, no ha recibido ninguna respuesta.
Para el periodista, esta historia es también un símbolo de cómo persisten vestigios de la dictadura en la democracia chilena actual. En la novela, el protagonista enfrenta una burocracia que evita abordar el tema de la estatua y su desaparición. "Es increíble que, aun hoy, nadie en las autoridades haya tenido el valor de preguntar sobre esta estatua al militar que formó parte del consejo de gobierno durante la dictadura", señala, y agrega: "Parece que todos prefieren hacer como si nunca hubiera existido".
Durante su investigación, Meneses se encontró con que el rastro de la estatua era casi inexistente, incluso en internet. "Cuando entré a Google a buscar, no había nada sobre esta historia. Era como si el Che Guevara de bronce hubiera sido borrado de la memoria colectiva", relata. El autor cuestiona así el rol de la democracia en la preservación de los recuerdos históricos.
Además de estas reflexiones, Meneses critica la forma en que ciertos recuerdos permanecen ocultos en la democracia actual. “No puede ser que, con la vuelta a la democracia, aún querramos mantener estas desapariciones como algo establecido”, afirma el autor. Para él, la desaparición de la estatua refleja una negación institucional que simboliza las cicatrices no sanadas del país.
A través de la mirada de su personaje, Meneses invita al lector a cuestionar la fragilidad de la memoria histórica y a reflexionar sobre el papel de los monumentos como testigos de tiempos convulsos. Su novela Revolución, publicada en julio de este año por Tusquets, no solo sigue la pista de una estatua perdida, sino que también recuerda la relevancia de los símbolos que desafían las narrativas oficiales y que aún resuenan en la lucha por la memoria de América Latina.