El mecanismo de guardias remotos, que viene en ascenso en Ciudad Autónoma de Buenos Aires, puede reproducir un mismo vigilante en cualquier lado a través de una decena de cámaras. ¿Es eficiente? ¿Cómo se explica su crecimiento?
“Es llamativo que los edificios que tienen más dinero y más fondos siguen con el guardia presencial porque representa 10 veces lo que se paga a una agencia por un servicio de tótem de seguridad privada”, introduce la periodista Karina Niebla.
Niebla escribió un artículo pormenorizado en el DiarioAR sobre este “espejismo de protección” que promete seguridad a distancia a través de pantallas. Según lo describe, una agencia cobra de $8 a $11 millones por cada guardia presencial, pero el encargado de seguir en tiempo real el monitoreo de las cámaras tiene un salario de entre $600.000 y $900.000 mensuales.
En charla con Los Mundos Posibles, la periodista agrega que “hay edificios de categoría, entre comillas, como se suele decir en el ámbito inmobiliario, pero incluso de menor rango que están usando este servicio que parece muy top y ‘paquete’ pero esconde precarización, una devaluación del servicio”.
Consultada por el funcionamiento del sistema de filmación y registro de los tótems, Niebla explica que “están en lo que parece ser una suerte de centro de telemarketers, pero con seguridad y tienen, como en cualquier centro de monitoreo, muchas pantallas, son un promedio de 15 edificios aproximadamente los que están viendo, por lo menos acá en la Ciudad de Buenos Aires”.
“Siempre hay empresas de seguridad de fondo, en la cual una persona labura en una oficina, es filmada, con un par de edificios que están bajo su control. Está a varios kilómetros de distancia probablemente y va mirando las cámaras ubicadas en los diferentes edificios. También está capacitado para llamar al 911 de manera más rápida y eficiente que llamando por teléfono”, considera.
Sobre el registro estadístico de las prestadoras del servicio, la entrevistada cuenta que el Ministerio de Seguridad de la Ciudad de Buenos Aires tiene inscriptas solo 1.000, "pero se sabe que hay un subregistro, e incluso lo dicen los mismos empresarios que proveedores, porque muchos son inscriptos como sistema de seguridad privada, pero sin especificar que se trata de un tótem".
Belgrano, Recoleta, Núñez, Palermo y Cañitas son alguno de los barrios donde este sistema de protección controla muchos edificios. Consultada por los motivos que explican este crecimiento, Niebla remarca que “tiene que ver, en primer lugar, con la crisis económica también, también más miedo a las 'entraderas', las expensas están cada vez más caras, el nivel de morosidad en algunos casos está llegando al 40%, la gente que quizás ya no está en condiciones de pagar un guardia presencial, entonces te da esto como resultado, antes de dar de baja a la seguridad, ponemos este tótem que viene a ser, en mi humilde opinión, una suerte de placebo”.