Desde el Complejo Penitenciario de Ezeiza, la ministra presentó el plan “Manos a la obra” para personas privadas de la libertad. Sobre qué sentidos comunes se asienta y por qué no se lo puede llevar a la práctica.
“Ocupa 4 o 5 clichés juntos, realmente los mezcló absolutamente a todos. Y es muy familiar al sentido común. Esto de bancar cosas con nuestros impuestos, esa narrativa no está solamente insertada en los presos. Esto de la gente bien, honesta y trabajadora como arquetipo”, analiza Kevin Nielsen de la Asociación Pensamiento Penal (APP), sobre el anuncio de la ministra de Seguridad Patricia Bullrich.
El programa "Manos a la Obra" que lanzó será implementado por el Servicio Penitenciario Federal (SPF) en todo el país, y destacan que tiene "ocio cero", para que los privados de la libertad realicen actividades laborales dentro de los centros carcelarios.
En conversación con Los Mundos Posibles, el referente de APP agrega sobre la idea “que los presos cobran sin trabajar es un mito, y que además cobran un salario mínimo sin hacerlo, también el hecho de que los presos deberían trabajar, que es algo que se dice mucho, que tienen que obligarlos, pero gran pregunta es qué pasa si no quieren trabajar, ¿vamos a meterlos más presos?”
“El trabajo es una herramienta transformadora, nosotros venimos pidiendo desde hace años que el Estado garantice el trabajo en las cárceles porque es una de las principales guías para la resocialización, lo que plantea Bullrich es que esto no se hace, no porque hay una falencia del Estado, sino porque el preso hoy está cobrando sin trabajar, y entonces automáticamente lo que pretende es obligarlos a trabajar para justificar su salario, está bastante lejos de ser la realidad de las cárceles, el trabajo es algo totalmente demandado por las personas privadas de libertad”, asegura el especialista.
Nielsen sobre la idea deslizada por Bullrich que las personas privadas de su libertad no trabajan y gozan cierto ocio, explica que “en todos los módulos para llegar a los sectores de alojamiento trabajan con sus propias manos y con herramientas que con mucho esfuerzo les traen sus familiares, haciendo desde artesanías, cuadros, adornos en cuero, mucho trabajo hay dentro de los espacios que no están destinados, y ahí viene lo otro, que el servicio penitenciario está configurado, no con una lógica de emprendedurismo ni autogestión, sino con esta heteronormatización del trabajo”.
Por último, el entrevistado concluye que esta oferta laboral en espacios carcelarios “no logra ver esta gran capacidad de agencia y de iniciativa que tiene muchas personas privadas de libertad, con lo cual uno de los reclamos tan usuales de quienes tienen un oficio y están trabajando dentro de sus pabellones o celdas, es que quieren poder enseñar eso a otras en la misma condición de encierro”.