Inicio Categorías Cultura Homenaje a Hugo Giménez Agüero: “Su obra ha dejado una huella profunda en la música de la región”

Homenaje a Hugo Giménez Agüero: “Su obra ha dejado una huella profunda en la música de la región”

A 80 años del nacimiento del poeta y cantor, su hija Ana Giménez, repasó la vida, las búsquedas y los desafíos que asumió quien es considerado el máximo exponente de la canción santacruceña y patagónica.

Hugo Giménez Agüero nació el 25 de agosto de 1944 en Balcarce, Provincia de Buenos Aires. A lo largo de su vida artística, editó más de 20 discos y abrió numerosas puertas para las generaciones posteriores. Al cumplirse 80 años de su nacimiento, la figura del cantor fue recordada en diversas partes del país. “Incluso, hubo reconocimientos por su natalicio hasta en Costa Rica, algo que realmente nos sorprendió”, comentó su hija, Ana Giménez.

Las composiciones de Hugo Giménez Agüero fueron interpretadas por destacados artistas del folklore, como Rubén Patagonia, Daniel Toro, Los del Suquía, El Chango Nieto y Los Tucu Tucu, entre otros. “Su obra ha dejado una huella profunda en la música de la región”, resaltó en diálogo con Cacodelphia.

“Hay canciones y poemas que no se conocen, grabadas en sus primeros cassettes, que hoy estamos remasterizando y subiendo a las distintas plataformas digitales. Canciones como ‘Provisión’, por ejemplo, que están más vigentes que nunca. La obra de papá es inmensa y hay todavía mucho de esa obra que es inédita, que no se conoce”, contó Giménez. "El trabajo de remasterización de sus primeras grabaciones es muy especial y nos llevó a descubrir muchas canciones que no han trascendido, como un vals que compuso para el aniversario de Río Gallegos, entre otras tantas que están escondidas en esos cassettes”, explicó sobre la obra del cantor fallecido el 27 de septiembre de 2011, un día que fue declarado por la Cámara de Diputados de Santa Cruz como Día de la Identidad Cultural Santacruceña.

Un legado musical que trasciende fronteras

En 1960, con 16 años, Hugo Giménez Agüero dejó su ciudad natal y se trasladó a Montevideo y luego a Buenos Aires. Entre 1962 y 1964, formó parte del trío folklórico "Los Reseros". En 1964, fue llamado al servicio militar y destinado a Río Gallegos, lo que marcaría un renacer en su vida. Desde allí, construyó su trayectoria musical y creó un cancionero que abarcó toda la Patagonia.

“Se trata de un cancionero que sigue presente en las nuevas generaciones, que no solo interpretan su obra, sino que también están componiendo nuevos kaanis y chorilleras”, destacó Ana. “Eso es algo que buscaba mi padre, es decir, que esos géneros no mueran con su obra, sino que otros continúen el camino. Él siempre decía que no quería que todo quedara en él, y hoy tenemos a Juane Bracalenti en Río Gallegos, a Yoel Hernández en Chubut y a un montón de jóvenes que están apostando por la música patagónica”, expresó.

La obra de Hugo Giménez Agüero incluso llegó a otros géneros musicales, que adoptaron sus canciones y fusionaron sus melodías con nuevas sonoridades. “Muchas bandas de heavy metal grabaron la obra de papá; incluso, él mismo grabó algunos temas con una banda de rock pesado que ni siquiera eran de su autoría. Tenía una apertura musical muy interesante; quizá esa fue la manera que encontró para acercarse a las nuevas generaciones. Lo cierto es que escuchaba música de todo tipo”, repasó.

Ritmos que enseñan

A los 16 años, Hugo Giménez Agüero dejó Balcarce con su guitarra y comenzó su viaje en Montevideo, seguido por la provincia de Buenos Aires, donde se presentó por primera vez ante el público. Luego, el Servicio Militar lo llevó a Río Gallegos, donde descubrió un mundo que lo marcaría profundamente. En Santa Cruz, comenzó a gestar su cancionero, inicialmente componiendo baladas y canciones, pero sintiendo que le faltaba “el ritmo”. Fue entonces cuando conoció a Oscar Giménez, un músico que recopilaba ritmos tehuelches, lo que le permitió apreciar la belleza de la música indígena. Adaptó esos sonidos a su guitarra y les sumó su poesía, creando composiciones que se convirtieron en referentes de la provincia.

“Un tiempo después de su llegada a Santa Cruz, emprendió un viaje con Mario Echeverría Baleta, un historiador de Río Gallegos que comenzó a enseñarle sobre la música y la lengua originaria tehuelche. Y en otro viaje que hizo con Mario Guatti y Maguer Cuaterno por el interior de la provincia, conoció a Rosa Vargas y a Rinahuel, entre otros personajes que luego contó en sus canciones. Estos viajes le permitieron conocer la lengua, la historia y las costumbres del pueblo tehuelche. Todo ese viaje quedó plasmado en el libro 'Nooma' (que en lengua tehuelche significa 'Camino'), un trabajo que él dejó armado y que nosotros editamos después de su muerte”, recordó Giménez.

Entre su amplio repertorio de composiciones se encuentran ritmos como las corrilleras, la milonga andina, el kaani y el malambo sureño. “Fueron distintas elecciones para poder mostrar que la Patagonia tenía ritmos propios (...) Con ese enfoque, adaptó el kaani originario a la guitarra criolla para resaltar nuestra historia y nuestras raíces patagónicas”, sumó.

“Todas las composiciones de papá tienen, de alguna forma, una función docente y educativa. En sus letras, nos presenta a los personajes de Santa Cruz, además de la flora, la fauna y la historia de toda la Patagonia. Ha realizado este trabajo de manera consciente. Yo misma he aprendido historia a través de su música, y los docentes pueden usar su obra para enseñar historia y geografía. Y es que papá nos enseñó a entender que había tierra, historia, personas y cultura más allá del colorado”, destacó.

Además de este trabajo, aún existen escritos inéditos del cantor que la familia planea editar en algún momento. “Tenemos algunas poesías listas para publicar, pero por ahora nos estamos enfocando en que sus 21 discos estén disponibles en todas las plataformas de música”.

En julio del año pasado, el Instituto Nacional de la Música (INAMU) y la Secretaría de Estado de Cultura de Santa Cruz presentaron "Alma Sureña", un libro que difunde la obra y legado de Hugo Giménez Agüero, disponible para descarga gratuita. “Ese libro está destinado a los docentes para que puedan enseñar su obra en las escuelas; contiene testimonios, partituras y es accesible para todo el público porque se puede bajar gratuitamente desde la página del INAMU”, comentó Giménez.

Un camino de dificultades y éxitos

Hugo Giménez Agüero dio inicio a su trayectoria musical en 1979 con el lanzamiento de su primer disco, "Al sur de Santa Cruz". A lo largo de más de cuatro décadas de vida musical, enriqueció su discografía con álbumes como "Desde la Patagonia", "Chaltén", "La voz de la Patagonia", "Coirón", "Wuahuais", "Te escribo desde el sur", "Solo soy un cantor", "El cantor de la Patagonia", "Cenizas", "Perseverancia", "Patagonia misión posible", "Patagonia pura", "Al sur de la nostalgia", "Abuelo" y su obra más reciente, "Huella de amor".

“A papá no le quedó otra que cantar su propia canción”, dijo Giménez. “Él venía cantando desde chico con el trío ‘Los Reseros’, antes de trasladarse al sur, pero al llegar allí comenzó a componer y, como nadie quería cantar sobre la Patagonia, tuvo que salir él mismo a darla a conocer”, sumó.

En 1982, llegó por primera vez al festival de Cosquín, donde tuvo la oportunidad de presentar su música a un público más amplio y hacer conocer su música al resto del país. Su participación en este festival marcó un momento clave en su trayectoria, abriendo puertas para futuras presentaciones y consolidando su lugar en la escena musical.

“Julio Marbis lo presentaba en Cosquín como el hombre que había llegado para cambiar el mapa musical de la Argentina. Porque hasta ese momento, en la Patagonia parecía que no había nada, y sin embargo había mucho y desde hacía muchos años”, recordó su hija. “Cosquín era un lugar al que siempre iba, un festival en el que siempre estuvo. Subió por primera vez en el 82 y durante 25 años estuvo presente. Siempre llegó con nuevas propuestas; no solo fue a presentar su canción, sino que también compartió el tiempo en el escenario con nuevas voces. En ese sentido, siempre fue muy generoso”, dijo.

“Nada fue fácil; siempre fue un camino complejo. Además, hay que tener en cuenta que no había todas las herramientas tecnológicas que hoy tenemos. En ese tiempo, estaba Marcelo Berbel en una punta de la Patagonia y mi papá en la otra, lo que hacía muy difícil salir al país. Él iba pueblo por pueblo, llevando sus cassettes a las radios, y de ese modo hizo conocer su trabajo, su canción y el canto patagónico, que hoy sigue siendo un misterio”, explicó.

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