El reconocido intérprete y compositor tucumano presentó en Berisso su propuesta artística “A Solas. Patria y Memoria”. En la previa de ese encuentro reflexionó en Cacodelphia sobre la actualidad del país y explico cómo la identidad nacional y la memoria colectiva se entrelazan en su obra.
Juan Falú es autor de múltiples obras para guitarra y creador de canciones que integran el repertorio de destacados intérpretes de la música popular. Su vida y su obra están marcadas por su compromiso político, habiendo sido un militante que debió exiliarse durante la dictadura, experiencia que influyó profundamente en su música. Además, su historia personal incluye el dolor de tener un hermano desaparecido, lo que añade una dimensión de resistencia y memoria a su trabajo artístico.
Al ser consultado por la complejidad del tiempo actual, el artista tucumano señaló que este tiempo nos obliga a revisar la democracia, ya que -entre otras cosas- aseguró que se ha perdido la idea del protagonismo del pueblo. Asimismo advirtió que el poder de las bases sociales, ha sido reemplazado por una política mediática, donde las decisiones se toman desde lugares distantes, desconectados de las realidades del pueblo.
“Es un tiempo difícil y complejo que vivo con asombro y que nos obliga a revisar todo el periodo democrático, porque, entre otras cosas, se ha perdido la idea del protagonismo del pueblo”, expresó Juan Falú. “Obviamente ha habido una participación popular, un anhelo, luchas y reivindicaciones que se notaron en algunos aspectos, como los derechos humanos. Pero cuando me refiero al protagonismo popular, hablo de algo más organizado y con un mayor ida y vuelta entre las bases y la dirigencia, y eso se ha perdido", señaló. Y opinó que "el PJ tiene, teóricamente, unidades básicas en todo el país donde no funciona nada, donde se ha perdido ese ámbito de discusión y donde no hay un estado asambleario para debatir políticas que vengan de arriba y se devuelvan desde abajo. El poder de las bases sociales ha sido sustituido por la política que se hace en los medios, desde los lugares donde se decide y desde el dinero. Es decir, el peronismo, que siempre se fortaleció a partir del vínculo con las bases sociales, ya sea en sindicatos, organizaciones o movimientos, ha experimentado un debilitamiento muy grande, y esos espacios han perdido peso en las decisiones políticas”.
“Esta derrota catastrófica nos encuentra inermes, desarmados, sin conducción y es asombroso que suceda eso en un país tan politizado como la Argentina y con la experiencia del peronismo. Esta es la parte pesimista de mi respuesta, la otra es que justamente esto tiene que alumbrar una gran transformación y eso es esperanzador”, dice en diálogo con Cacodelphia.
El músico expresó su preocupación por el estado actual de la política, afirmando que "si uno espera que las dirigencias ya conocidas le encuentren la vuelta a esto que nos pasa, estamos en el horno". Según él, después de tantos años de la misma dirigencia, es necesario aspirar a un recambio auténtico y reconoció que, con la edad que tiene, le resulta difícil hablar, ya que siente que se queda sin recursos. “Es jodido para mí, con la edad que tengo, hablar, porque me quedo sin recursos, porque pertenezco a otra idea de la política, otra idea de la transformación. Soy parte de una generación que fue detrás de transformaciones realmente radicales y no sé si la palabra de mi generación tiene oídos para que sea escuchada, no lo sé, tengo mis dudas al respecto”, destaca.
Juan Falú comparó la situación actual de Argentina con la de Venezuela, un país que, según él, ha sido difamado por el aparato mediático, que intenta convencer al mundo de que es "la peor bosta del planeta", cuando en realidad es un país asediado por el imperialismo que continúa resistiendo y ganando elecciones limpiamente gracias al diálogo con sus bases. “Ese pueblo venezolano, que sigue apostando a la soberanía de su país, ha recibido consignas claras; esa es la única explicación de que sigan ganando a pesar del asedio mediático”, afirmó. Falú destacó que en Argentina no ha ocurrido lo mismo y sostuvo que, “la confluencia entre lo ideológico, la práctica política y la metodología de la participación popular son aspectos que se han dejado de alimentar”. También mencionó que las transformaciones globales y las nuevas tecnologías están moldeando las conciencias, lo que subraya la necesidad de estar preparados desde lo ideológico y organizativo.
“El peronismo ha hablado de soberanía desde su origen y si esa consigna fuera clara, obligaría a tener hoy una conciencia definida y una organización sólida para avanzar. Sin embargo, aquí se ha perdido sin banderas, porque los candidatos del peronismo y el kirchnerismo no representaban ninguna bandera y eso es un gran problema. Por ahora, es fundamental apuntalar lo que aparezca más sano en el horizonte, que para mí es la provincia de Buenos Aires y su gobierno. Por eso creo que es algo realmente lamentable, poner obstáculos en ese proceso que encabeza Axel Kicillof”, postula.
Patria y memoria
Al ser consultado sobre cómo se entrelazan en su música los conceptos de patria y memoria, el músico expresó que el lenguaje musical que adopta proviene de raíces que van más allá de lo estrictamente musical. “Una zamba puede representar muchas visiones de las culturas más profundas, de la idiosincrasia de los pueblos, de sus contextos, sus paisajes y sus costumbres; en definitiva, es una muestra de la Patria”. Para él, la canción sigue siendo una herramienta fundamental que mantiene viva la memoria y crea un sentido de pertenencia.
“Y así como hablo de la canción, también podría mencionar una empanada o un poncho. Cuando uno toca la guitarra y ejecuta músicas que provienen de esas raíces, al transitar esos repertorios de un modo natural, está ejerciendo la memoria de la Patria y buscando un abrigo en torno a identidades que nos son comunes. El riesgo es que todo esto se debilite, porque el avasallamiento mediático es algo impresionante y muy poderoso”, dijo Falú.
En ese sentido, manifestó que, a la par del debilitamiento del protagonismo de la clase obrera, cobró fuerza lo que se denomina el progresismo. “Y el progresismo también ha demostrado un fracaso. Creo que, entre otras cosas, su gran debilidad radica en el escaso conocimiento de las culturas más profundas de la Patria. Esa ignorancia va de la mano de una especie de desamor, porque el amor a la Patria no se proclama, se siente en los sabores, en los olores, en las vestimentas, en los rostros, en las culturas. Creo que es un tiempo para recuperar esos vínculos. Es curioso, porque estoy hablando casi como un conservador que defiende la tradición, pero no se trata de una posición conservadora; se trata de hacerse fuerte desde las identidades más profundas para poder avanzar hacia el mañana”, expresó.
“Tuvimos un presidente cuyo universo musical incluía a Bob Dylan; con todo respeto lo digo, pero no tenía la menor idea de lo que puede provocar una vidala, una zamba, un chamamé o una milonga pampeana. No hay patria ahí, y se la regalamos servida en bandeja a los sectores conservadores que utilizan la tradición para defender el statu quo. Para la derecha, hay que defender la cáscara de la Patria, es decir, los símbolos, los objetos, el caballo, el campo y el folklore, pero nada de transformación. Ahora, volviendo a Venezuela, Chávez cantaba música venezolana en sus discursos; era un líder que hacía pedagogía y partía de ser un venezolano auténtico, conocía su pueblo, sus lugares, su gente, sus humores, sus músicas y sus poetas. En contraste, no vemos a figuras como Scioli, Alberto Fernández, Massa o incluso Cristina Fernández identificándose con los símbolos fuertes de las culturas regionales, provinciales o nacionales. Hemos padecido una polarización en la que la derecha nacionalista defiende la tradición y la izquierda la niega. Así, todo estaba servido para que la derecha se quedara con la Patria.”
“Siempre he señalado que en los actos masivos, donde hay un sonidista que pone música, nunca suena Yupanqui. En las concentraciones multitudinarias, ya sean organizadas por organismos de derechos humanos o por cualquier otra causa, no se percibe un mensaje que provenga de las raíces de nuestra cultura en la musicalización de los actos. A mí me produce un gran malestar. ¿Cómo puede ser que 500 mil personas escuchen lo que un sonidista está poniendo? ¿Cómo puede ser que un sonidista elija un mensaje musical que no tenga conexión con las memorias transmitidas generacionalmente? Eso es un claro ejemplo de la estética del progresismo y me indigna profundamente. Además, se pierde la oportunidad de entrelazar nuestra rica memoria musical, que tiene una poesía y un mensaje únicos en el mundo. Claro, no soy un dinosaurio que reniega de lo nuevo; hay cosas hermosas en las canciones de moda de los últimos 40 años, pero ¿por qué no las juntan con lo nuestro? Porque no las conocen, no las aman, y eso es una falencia del progresismo”.
“En cuanto al peronismo, era quien podía trascender esas contradicciones hacia transformaciones con identidades profundas, y eso es lo que se ha desfigurado. Desde Menem, la situación ha sido complicada. Si bien rescato el periodo kirchnerista con todas sus conquistas, ahora estamos hablando de cultura y ahí estamos flojos de papeles. Hoy ni siquiera se piensa en el mañana; se ha generado la idea del consumo, donde si uno consume está más cerca de la felicidad, y eso hace que le importe tres pepinos el ayer, el mañana y el destino colectivo, lo cual es peligrosísimo”, opinó Falú.
“Creo que es un momento para defender el amor a la Patria, aunque uno no tenga claridad política. La patria es algo que nos cobija y debe ser el paso necesario para sentirnos parte de un colectivo que enfrenta esta pesadilla y espera una salida”, manifestó el músico. “Hoy estoy trabajando más que antes, porque la situación genera la búsqueda de esos espacios y de esos cuerpos. Uno gana menos y trabaja más. En mi caso, me siento casi privilegiado; voy con mi guitarra y mi trabajo tiene algo placentero, o al menos emocional, que me hace sentir que he cumplido con una misión. Eso es lo que pretendo en este tiempo, y ahora tiene un plus porque es un modo de atravesar esta pesadilla”, agregó.
La docencia en la era digital
Durante muchos años, Juan Falú ejerció la docencia en la Universidad de San Martín y en el Conservatorio Manuel de Falla en Buenos Aires, desde donde impulsó la creación de la Licenciatura en Música Argentina y de la Carrera de Folclore y Tango. Además, es el fundador y director artístico del Festival Guitarras del Mundo, considerado el mayor encuentro internacional de su género.
“Fui un docente que se apoyó en las vivencias más que en la planificación de las clases. He sido un docente con guitarra en mano, transmitiendo un amor a la música y a un cancionero. Ese era mi objetivo. No tuve todas las herramientas, porque mi formación ha sido muy desigual, desprolija y autodidacta, pero hice lo que pude con todo eso”, expresó el músico.
“Hoy la docencia está atravesada por las nuevas tecnologías y eso me preocupa. Hay mucha virtualidad y búsqueda de información a través del celular y la computadora, lo que debilita la transmisión más vivencial, esa música que se comparte con cuerpos presentes, donde vibra la emoción que genera la propia música. Estos son los tiempos que vivimos, que han cambiado la relación dentro de las aulas. Hoy parece que se puede prescindir del portador de saberes, porque se adquieren conocimientos por otras vías. Pero ese es un problema, porque una cosa es enseñar una música escrita en partituras y la técnica para interpretarlas, y otra muy distinta es transmitir una vidala”, opino.
“Veo esos reels donde chicos y chicas enseñan el rasgueo en 30 segundos y ya está, como si eso fuera suficiente. ¿Cómo puede ser que eso se considere aprendizaje? Se relativiza el uso del tiempo, la espera, la maduración, la vivencia, la emoción, el mirar, el copiar, el imitar, todo lo que implica la transmisión. Espero que no le presten atención a esas cosas, porque es un horror. En ese vértigo ya hay una mentira, porque el vértigo solo sirve para distraer”, reflexiona.