El documental de Andrés Cedrón reconstruye la historia de la emblemática empresa que quedó en medio de una disputa judicial y al borde de la quiebra. Un momento bisagra en el gobierno de Alberto Fernández.
“Estaba interesado en conocer qué sucedía en el río Paraná, en la llamada hidrovía, por donde se van gran parte de las riquezas, quería investigar sobre las restricciones externas, la generación y la falta de divisas, que siempre, aunque tengamos crecimiento o estemos en crisis, es un tema”, cuenta Andrés Cedrón sobre los razones que lo llevaron a producir la película Cuellos Blancos. El caso de Vicentin.
En conversación con Los Mundos Posibles, Cedrón recuerda que a fines de 2019, a pocos días de la asunción de Alberto Fernández: "Salía la noticia que Vicentín entraba en estrés financiero, me llamó mucho la atención que una empresa tan importante como esa, en el sector más rentable de la Argentina, entrara en esa situación, y había un tema que estaba en su plataforma electoral, en discusión y debatiéndose qué era la soberanía alimentaria”.
Sobre la complejidad del tema y la cantidad de ejes que tiene para poder definir un punto de partida, el cineasta explica que “en principio era un desafío muy grande, abrir muchas puertas, analizarlo de muchas aristas, además de un montón de jornadas de grabación, de viajes, y se fueron abriendo distintos aspectos que eran muy difíciles de montar, pero hemos llegado a buen término, la película tiene ritmo y es llevadera”.
Asimismo, Cedrón considera que cierto respaldo popular que logró la empresa en esos días donde se discutía su expropiación “fue un desafío entender por qué parte de la población argentina había salido a apoyar a la empresa, sin tener demasiados datos, sin estar en conocimiento de las acusaciones que se le hacían, no buscando señalar, sino entender los motivos, la gente se volcó a las calles en medio de la pandemia".
Por último, sobre el impacto político del caso Vicentin, asegura que “para la mayoría de las personas que la vieron (a la película) sienten que fue la primera señal de lo que iba a ser el gobierno de Alberto Fernández, que ante el primer apriete de un juez de una ciudad pequeña como Reconquista, al norte de Santa Fe, hace recular al presidente, me parece que Vicentín es el momento bisagra de su gobierno y en las divisiones que hubo después dentro del campo nacional y popular”.
El entrevistado repasa que actualmente la situación judicial de la empresa tiene el concurso de acreedores frenado porque hay quejas de acreedores granarios y del Banco de la Provincia de Buenos Aires que están en la Corte Suprema de Justicia de Santa Fe, porque aseguran que es ilegal la propuesta.