El colectivo “Narradoras Sociales” celebra 15 años recorriendo espacios comunitarios con historias que entrelazan a todas y a todos.
“Nos escuchamos poco, y cuando la otra persona se siente escuchada, se siente bien. De eso se trata”, reflexiona Adriana de Blasis, coordinadora del grupo Narradoras Sociales de la Biblioteca Central de la Pcia. de Buenos Aires. Y continúa explicando cuál es la magia que se produce cuando llegan a un lugar -en particular cuando cuentan en contextos de encierro- e invitan a armar una ronda para que cada uno cuente: “Se produce un acercamiento desde un lugar que aparenta ser oscuro y, cuando uno entra, se da el espacio para que el otro tome la palabra, se produce un acercamiento”.
El último viernes de cada mes, realizan una contada en la Biblioteca Central de la pcia. de Buenos Aires, pero el pasado 29 de junio hicieron una convocatoria especial al cumplir 15 años de labor ininterrumpida. Esta vez el encuentro fue en el Centro Karakachoff de la UNLP, colmando la capacidad de la sala con la presencia aproximada de 150 personas, muchas de las cuales eran integrantes de centros comunitarios, escuelas, comedores populares y otros espacios donde periódicamente asisten para contar y cantar, echando a andar la palabra entre niños, jóvenes, adultos, ancianos que los esperan.
En diálogo con De pueblos y caminantes, Adriana de Blasis se refirió a la diversidad de personas e intereses que identifica al grupo desde sus inicios y la diversidad que hace posible que puedan trabajar juntas: “Hemos sabido respetarnos, debatir, analizar, hemos sabido no buscar la hegemonía, dejar que la diferencia sea posible de visibilizar, porque si no uno se queda con lo uniforme, que no da cuenta de la diversidad de la sociedad que vivimos…porque somos distintos. Esto de ser democráticos no tiene que ser una argumentación teórica, debe poder materializarse y caminar juntos a pesar de las diferencias, y eso lo hemos logrado. Hay compañeras que tienen una impronta muy particular y pudieron mantenerla y nadie se extraña de que esas particularidades emerjan….al contrario, las aplaudimos, nos enriquecen … Es bueno para mirar otros aspectos de la sociedad, que a veces estamos tan distanciadas por pavadas, u otras cosas que no son el centro de la cuestión".
En pequeñas así como en enormes experiencias de encuentro donde cada uno se siente bien con el otro, las Narradoras Sociales se unen para abrir rondas de diálogos con otras personas, a otras voces y a historias a veces muy duras. ”En los aprendizajes de otras personas nos encontramos con otras culturas. Vivimos en una ciudad que está llena de personas que tienen otras miradas que pueden contribuir a enriquecernos y nosotros también a ellos. Es el verdadero diálogo pero todos tienen que querer hacerlo. Y nosotros también tenemos que querer”, resalta.
Unos días después de la celebración del aniversario, fueron como de costumbre a visitar la cárcel de mujeres. “Hace poco fuimos a la unidad 33 y nos estaban esperando -recuerda Adriana- …terminamos cantando y bailando y aprendimos un montón porque una chica empezó a cantar las coplas de Leda y María” (Valladares y Walsh). La propuesta de las Narradoras es una auténtica forma de narración comunitaria. ¿Y cómo logran que el acto de narrar se vuelva colectivo? La respuesta de Adriana fue en este sentido: “La narración oral es una expresión artística, una de las primeras que cada pueblo realiza con su propia identidad, no con el sentido de espectáculo sino como una necesidad básica, primaria de expresarse…Y nosotros apelamos fundamentalmente a esa necesidad primaria para motivar el desarrollo del lenguaje, de la imaginación, el placer por la literatura escrita, todo, todo eso para que todos contemos, contar para que otros cuenten, que es nuestro objetivo que tiene una relación directa con la democratización de la palabra, que no sólo se escuchen las palabras que una editorial puede sacar a la venta sino otras tantas que son tan importantes y que es necesario conocer. Porque cuando te cuento lo de la cárcel se produce instantáneamente un acercamiento entre las chicas de la cárcel y vos, porque uno humaniza una situación en un lugar que aparentemente es todo tenso, todo es oscuro, y así múltiples como cuando las mujeres paraguayas nos cuentan…un nutrirse uno del otro”.
Y explicó cómo elige cada una el cuento que va a contar, en acuerdo a sus intereses y con el intercambio en el colectivo “está la mirada de las compañeras, siempre” -afirmó Adriana- Narrar, explicaba ”produce la autoestima de todos los que se animan a hacer cosas en un tiempo violento en que nos quieren paralizar, que nos llevan a pensar que no se puede. Bueno, decir sí se puede, y poner el compromiso que supone. Y poner el cuerpo, porque uno es humano, y hay cosas que nos duelen…pero igual hay que ir . . . Pensamos que hemos hecho felices a muchas personas, que ha dejado una marca y queremos que otras personas también lo hagan. Hemos logrado que algunos chicos de algunos lugares comunitarios hicieran sus propios libros…”.
Muchos de los cuentos que cuentan las Narradoras Sociales pueden ser escuchados y vistos en el canal de Youtube que abrieron durante el tiempo de pandemia con el fin de seguir comunicadas con los espacios comunitarios y salvar la distancia de ese largo período de aislamiento.
Además, en este 2024 elaboraron artesanalmente un libro-audio conteniendo una selección de los cuentos más significativos, junto con vivencias y recuerdos de distintas contadas. Se puede acceder a esta publicación en la página Facebook de los “Narradores Sociales” donde se puede leer en línea.
“¡Como todas las personas que hacen cosas, también construimos teoría!” Y las Narradoras Sociales han decidido seguir produciendo y ponerse a escribir sus experiencias, ese es uno de sus proyectos a futuro.
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