Juan Salvador Delú, presidente de FARCO, reflexionó en torno a la comunicación popular y la soberanía comunicacional en la coyuntura actual. Además, habló sobre la deuda que el Estado mantiene con los medios comunitarios.
“La comunicación y el periodismo atraviesan un combo de complejidades específicas, porque han cambiado mucho la formas de informar, ha cambiado nuestra propia forma de emitir los mensajes y estamos en un momento de precarización muy alta de la profesión”, expresa Juan Salvador Delú, presidente del Foro Argentino de Radios Comunitarias e integrante de Radio Futura. “En el marco de una complejidad económica muy preocupante sobrevuela la pregunta sobre qué irá a sobrevivir de todo esto”, señala en el Día del Periodista.
Delú detalla que desde FARCO le están reclamando al gobierno nacional que pague la deuda de publicidad que desde hace siete meses mantiene con los medios comunitarios: “Télam, además de ser una agencia de noticias, es la que se encargaba de pagar la publicidad oficial de Nación”. “Nosotros venimos reclamando que se pague esa deuda y ya nos informaron que tenían la intención de pagar en un plazo determinado, porque van a cerrar la Agencia. O sea quieren liquidar todas las deudas, para cerrar la empresa del Estado y de alguna manera nos hacen parte a nosotros de esa extorsión. Toda una porquería”, suma.
En cuanto a la actualidad de las radios comunitarias, Delú manifiesta que la situación económica puede llegar a reducir el mapa mediático. “El cimbronazo fuerte vendrá en unos meses y sabemos que a algunas experiencias les va a costar sostenerse”, afirma. “Pero esa realidad no es solo una situación del sector mediático cooperativo, ya que todos los grandes medios de comunicación, se están sosteniendo con guita que sacan de otro lado. Es una situación complicada, pero no por eso, hay que achicarse, ya que hemos aprendido que a fuerza de guita, no se resuelven todos los problemas. Sino que necesitamos, un proyecto, una mirada, una perspectiva y una pasión que te encienda”, dice
“Este tiempo nos obliga a pensar a cortísimo plazo y de ese modo se van debilitando las grandes causas. El desafío, entonces, aunque parezca romántico, es evitar que la premura por resolver las cuestiones cotidianas, nos quite tiempo, para seguir pensando en los grandes proyectos. Es cierto que estamos atravesando una coyuntura negativa y muy incómoda, pero no hay que olvidar que otros compañeros hicieron comunicación en tiempos más adversos, y aún así fueron lo que fueron. Esa experiencia acumulada, nos debe ayudar a atravesar este momento”, propone.
Contenidos de calidad
En tiempos donde se profundiza el uso de las redes sociales, para Delú, la cuestión, sigue siendo informar, con calidad, claridad, honestidad y evitar caer en las reglas del mercado. “El desafío hoy sigue siendo contar buenas historias y producir buenos contenidos, más allá de las redes y sus lógicas”, señala.
“Siempre se dijo que el periodismo está en crisis, pero hoy efectivamente, vivimos una crisis específica del periodismo y la comunicación en general. Estamos atravesando tiempos de profundización del uso de las redes sociales, donde todos somos emisores de mensajes y de contenidos. Y en ese marco y pensando en las redes, los medios han reducido su capacidad de generar contenidos de calidad”, expresa.
“El desafío, entonces, sigue siendo contar buenas historias y escapar a las lógicas de las redes. Tenemos que seguir pensando en nuestros principios, en nuestros valores, en nuestra historia, sin tener en cuenta los pocos chequeados paradigmas del momento, que establecen, por ejemplo, que no hay que escribir más de dos párrafos o que todo tiene que ser un instante. Hay que tener cuidado con esos falsos paradigmas porque nos terminan corriendo de nuestro propio eje”, asegura Delú. “Esas lógicas, muchas veces nos llevan a no contar algunas historias, solo para mantener al público, y nuestro rol, no es mantener públicos, nuestro rol, es pensar, indagar, recordar y buscar que el pasado no esté recortado”, agrega.
Para el comunicador, el esfuerzo, el conocimiento, el trabajo y la dedicación, deben estar por encima de las tecnologías, las redes y el marketing. “Hay que sostener esa vieja premisa del compromiso con el que creemos que nos está escuchando o leyendo, esa es una guía también”, dice y agrega que “hemos notado, por ejemplo, que en los grandes portales de noticias de la ciudad, las notas que hablan de Miguel Bru, son las que menos entradas tienen. ¿Qué hacemos con eso? ¿Nos enojamos porque a la gente le importa más el perro que se viralizo a través de un video? No. Hay que seguir escribiendo sobre ese tema de la mejor manera, hay que explicar porque es interesante esa historia y hay que seguir buscando a Miguel, porque nunca se sabe cuándo va a llegar esa respuesta. No debemos, entonces, renunciar a contar ese tipo de historias”.
“Hoy estamos en una etapa donde la política parece haber renunciado a la discusión sobre la comunicación"
Contar, discutir, responder, aclarar, reargumentar y potenciar la capacidad crítica, según Delú, es el camino para ejercer la libertad de informar y ser informado, por sobre los intereses imperante de los monopolios y oligopolios: “Nuestros medios se han transformado en una suerte de repudiadores seriales de situaciones, donde se repudia, pero se estudia poco. Es decir, importa más el repudio, que reconstruir un hecho y chequearlo con otras informaciones. Se me dirá como respuesta, que el oficio está muy precarizado y eso lo entiendo, pero, opino que no hay que renunciar a realizar cosas de calidad”.
Soberanía comunicacional
Según, expresa Juan Delú, el periodismo del Siglo XXI, se debate, frente a sus propios límites; se encuentra maniatado por los lobbys políticos y la pauta publicitaria. Esas circunstancia y la realidad, política, social y cultural, lo han llevado a ocupar un lugar muy devaluado en la sociedad contemporánea.
“Se ha perdido la búsqueda de la verdad y creo que el desafío, para nuestro sector, que es el que históricamente pensó en la pluralidad de voces, es pensar cómo hacer contenidos de mejor calidad (...) Además, debemos pensar en qué plataforma estamos subiendo esos contenidos y porqué los estamos subiendo”, dice en Cacodelphia.
Para, Delú la información es un bien público y es necesario proteger su producción, ante el avance de Google, Facebook, Twitter, Youtube, Instagram, Tik Tok, entre otras plataformas que contienen hoy la atención de millones de usuarios. “Pareciera ser que poco importa la soberanía comunicacional, solo importa la empresa que te da una buena plataforma para transmitir algo. Hoy es Youtube, bueno, entonces, todo va por ahí. Ahora, si mañana se cae Youtube, se pierde una gran producción de la historia de nuestro país. Y esa mirada poco importa”, apunta.
“Hoy estamos en una etapa donde la política parece haber renunciado a la discusión sobre la comunicación. Para el gobierno la comunicación es un negocio y obviamente no está pensando en la soberanía comunicacional”, expone Delú. “Pero los sectores más cercanos, parecen también haber renunciado a las discusiones, sobre la comunicación, como si la comunicación, hubiese tenido la culpa de todas las cosas que sucedieron. Y la verdad que es una lástima no dar hoy ese debate, porque es un tiempo sumamente provechoso para dar ciertas discusiones”.
Para Delú, los tiempos complejos y difíciles, no deberían impedir avanzar sobre la discusión de los grandes temas: “Sabemos que la crisis económica hace que uno resuelva todo de manera muy cortoplacista, y eso es entendible, pero me parece también, que no debemos renunciar a los temas de fondo”.
Hablando de lo mismo
A partir de una información sesgada y manipulada, que comprende la realidad solo a través de sus propios intereses, los grandes medios de comunicación, imponen una agenda. De esa manera sutil influyen sobre una sociedad que termina hablando y opinando de lo mismo. “De ese modo imponen una realidad a todo el territorio nacional”, expresa Delú.
“Sabemos que hay problemas que son transversales, es decir, la ciudad de La Plata, por ejemplo, tiene dificultades que no tiene Berisso, ni Pocito, de San Juan, sin embargo, todos terminamos diciendo lo mismo y de ese modo acabamos por contradecir la idea de ser un país Federal”, dice Delú. “Y es que hay como una suerte de arrogancia popularizada, donde todos partimos de la verdad”, agrega.
“Por eso sostengo que hay que volver a pensar en experiencias, como Futura, por ejemplo, que tiene sus verdades, sus líderes y referentes, pero también ha sabido poner en dialogo esas verdades, sin ser tan moralistas”, dice. “Me da la sensación que hoy trazamos la línea entre los buenos y los malos de manera muy apresurada. Y si bien, entiendo que está bien que podamos colectivamente establecer algunos malos, porque eso siempre es saludable para la identidad propia, eso no puede ser una lógica que impere en nuestra mirada general sobre la vida. Trazar la frontera tan fácil entre los que quedan de un lado y del otro, perdiendo el sentido crítico, nos puede llevar a situaciones muy complejas”, señala.
La novedad como bandera
“Hoy se idealiza la cuestión del streaming de video, pero no se ve todo lo que está fracasando, ya que los que triunfan en esas lógica son cinco o seis. Entonces, por qué es tan tentadora la novedad, por qué estamos tan atentos a la novedad. Será que los proyectos de vida se han recortado mucho y las imágenes del futuro se han reducido”, se pregunta.
“La pandemia nos ha dejado con esa sensación de que todo termina pasado mañana y entonces, nada tiene sentido. Y eso ni siquiera es un concepto de rebeldía, sino, que preferimos ser un engranaje más de este sistema, a pensar algo que me exceda”, dice.
“Hoy la escucha ha cambiado mucho, hay más competencia y hay un montón de propuestas, entonces, ya no nos escuchan solo por ser distintos, porque somos buenos, o seamos parte de la novedad. Nos van a escuchar por la propuesta que hagamos, porque nos acordamos de una historia que nadie recuerda, porque complejizamos”, destaca.
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