Bajo el auspicio de CONICET, una investigación a cargo de Carolina Acosta Hospitaleche comprobó la presencia de forroracos, un grupo extinto de aves carnívoras que habitó en el sur argentino hace 40 millones de años.
“El nombre de ‘aves del terror’ es como se las conoce comúnmente, eran aves que vivieron durante todo el cenozoico, un periodo de 60 millones de años”, cuenta Carolina Acosta Hospitaleche, doctora en Ciencias Naturales, licenciada en Biología Orientación Paleontología e investigadora del CONICET y del Museo de La Plata.
El descubrimiento se hizo posible tras el hallazgo de dos garras de forroraco de 50 millones de años en la región antártica. La investigación fue publicada en la revista científica Paleontología Electrónica.
“A veces uno trata de no entusiasmarse por los descubrimientos en el campo, el trabajo es muy gratificante muchas veces, se suelen ir encontrando cosas que cuando después se analizan en el laboratorio pierden un poco de importancia, que parecían más interesante, y a veces termina siendo al revés, como este caso que se torna cada vez más interesante”, expresa sobre las sensaciones cuando percibió tras la comprobación.
Sobre el descubrimiento, describe que “el hallazgo fue de dos falanges, que son los huesos de los dedos y en las aves, está convertido en garra, que la uña tiene una curvatura de 6 centímetros de longitud, que utilizan para cazar”.
“Los parientes más cercanos son las chuñas y seriemas, que son aves que viven en el Norte del país, cazadoras de pequeños insectos o animales muy pequeños, mientras que estos representantes fósiles eran más grandes, carnívoros y cazadores de esa época, alrededor de hace 40 millones de años”, explica en Los Mundos Posibles.
En cuanto a su hábitat, Acosta Hospitaleche remarca que “se distribuían principalmente en Argentina, Uruguay, parte de Chile y Brasil, se estima que vivían en todo América del Sur y con los intercambios de fauna habrían llegado hasta Texas, lo que no sabíamos es que también llegaron a la Antártida”.
Por último, consultada sobre las comparaciones realizadas con las piezas que están en el Museo de La Plata, Acosta Hospitaleche remarca que “los fósiles están distribuidos en distintos museos, revisando las colecciones encontramos que había materiales de esa misma antigüedad, bichos más chiquitos y que no habían sido descriptos como tales”.
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