por Nath Brandi
Unas escaleras en la entrada
y las paredes despiadadas
acompañan la mañana
con el rosa de las ventanas.
Pequeña y perfecta
de un piso rayado;
ahí me espera mi mejor amigo,
un gatito deseado.
Los techos de madera
muestran su fortaleza;
en los vientos más fuertes,
nos protegen constantemente.
Sus muebles relucen
con su claridad,
abarcando los espacios
a los que ya no vendrás.
Cada ladrillo
compone mi corazón
de un amor antiguo
que tanto nos costó.
Una habitación
con cama doble,
abandonada
con fotos sin renombre;
y una cocina brillante,
con un mate elegante.
En nuestro hogar
aún falta tu presencia,
pero aprendí con el tiempo
que estas paredes
protegen tu recuerdo.