por Dana Sambla
En la cocina de la casa, el mejor lugar en el mundo, que nos conoce tanto y nos ha visto de tantas formas, justo ahí cocinemos nuestro amor a fuego lento.
Bailemos juntos en la cocina, la tarde de un sábado lluvioso, bailemos música que es solo nuestra, que nuestros cuerpos se muevan al compás de un corazón tranquilo y relajado.
Mezclemos nuestros sentimientos de a poco, logremos que se integren bien, que no quede ningún grumo, miedo o inseguridad. Recorda medir muy bien las palabras, no hablemos apurados que nos puede salir mal.
Dejemos reposar el amor que aun esta chiquito hasta que duplique su tamaño, mientras contame tus anhelos, tus recuerdos y déjame perderme entre tus palabras suaves y tono cálido. Tomemos un té caliente mientras esperamos, que nos llegue al corazón en lo posible y nos haga querernos más fuerte aun, déjame contarte mis peculiaridades, mostrarte como veo el mundo y como te veo a vos, escucha atentamente mi historia y cuida de mis vulnerabilidades que te doy permiso de explorarlas con cuidado.
Precalentemos el horno con palabras tiernas y risas compartidas, tiempo de calidad y atención a los detalles, generemos el ambiente ideal para que el amor se desarrolle de la mejor forma.
Cocinemos nuestro amor, tranquilos, despacio, sin apuros y con la tranquilidad de que nos sobra el tiempo (tenemos mil vidas para amarnos).
Dejemos el horno bajito, con la llama muy suave que no quiero que nos quememos, no es momento para eso y todavía hay quemaduras del pasado que duelen
Y mientras nuestro amor se cocina limpiemos un poco el desastre que hay y que ya no sé si lo hicimos nosotros o es cosa del pasado, pero borremos cualquier rastro de un amor anterior que se haya cocinado acá y dejemos todo listo para disfrutar del nuevo, que amasamos con tanto esmero.
Una vez que se ha cocido como corresponde, dejémoslo entibiar en el horno, es más lindo disfrutarlo tibio, que frio no sirve y caliente quema, obviamente. Preparemos la mesa tranquilos, extendamos un mantel de sinceridad y pongamos todas las cartas que sean necesarias, debatamos lo que sea correcto, preparemos el mate y sentémonos a disfrutar de un amor tibiecito que nos alimente el corazón, veamos juntos como el tiempo que le dedicamos valió la pena.