por María del Carmen Arangurena
Casa de adobe
Ranchito pampa.
Estiércol de caballo
y tierra arcillosa.
Una parte de aserrín.
Techo noble de chapa
y de alfalfa en verano.
Ventanas pequeñas.
Puertas con tranca.
Corredor de mates.
Cien años resistiendo
a los vientos feroces
decía el abuelo siempre.
Flanqueada de eucaliptos
y por el ladrido perruno.
Casa de adobe.
Ranchito pampa.
Historias y cielo.
Forja vital de amores.
Blanca con Guillermo.
Refugio de nacimiento.
Hogar en mi infancia.
Amantada por relinchos.
Idilio de la juventud.
Arropada de poesía.
Querencia que añoro.
Casa de mi sentir.
Paredes de risas.
Y tapias de llanto.
¡Pensarte casa natal!