por Viviana Vera
Hacen una ronda, se levantan, cantan, reclaman y se enojan y se ríen y yo rio también porque en ese instante, cuando se ponen de pie, se levantan las paredes de la casa. Donde una sola palabra puede alzar banderas y en el aire, sus enunciados van al papel y del papel al aire.
Los muros parlantes, crecen en pancartas y canciones, en los días, y las noches de nombres que nombramos para hacer fuerte cada ladrillo. ¿Te acordás? ¿Me contás? Y así, la casa crece redonda y sin techo porque alguien dijo por ahí, que un día subirá piso por piso en escalera caracol tu voz, tu voz desobediente.
Esa rebeldía nuestra del decir en la punta de la rama más alta, aquello que gritan las raíces.