por Antonio Olmos Belmonte
En mi terreno un sueño albergué un día,
hacerme una casa, ¡oh, qué alegría!
Ikea fue mi elección, sin maldad,
y la compré, sin pensar en la realidad.
En la tienda y su laberinto, decidí aventurarme,
¿Una pesadilla? ¡No! ¡Un sueño para lanzarme!
Con caja y tarjeta en mano, mi hogar armaría,
Pero oh, qué error cometí, qué locura haría.
Las piezas numeradas, en cajas amontonadas,
Parecían simples, más estaban desafinadas,
Un rompecabezas maldito, sin imagen de guía,
Un enigma insoluble, con instrucciones sombrías.
Las palabras eran nulas, solo dibujos confusos,
Como jeroglíficos extraños, un enigma intruso,
Lanzando un dado al azar, decidí mi destino,
Suelo en el techo, balcón en el sótano, sin tino.
La bañera, ¡oh, la bañera!, mi error más evidente,
Se convirtió en casita de perro, sinceramente,
El can estaba contento, pero yo, no tanto,
Mi casa era un caos, un desorden y espanto.
La piscina en el salón, un toque de extravagancia,
Un baño televisivo, una nueva bonanza,
Y la cocina, ¡ay, la cocina!, olvidé montar,
Pero no importa, a nadar y luego soñar
Oh, el dormitorio, cómo lo olvidé mencionar,
Parece que se perdió, y ahora debo buscar,
Quizá esté en el jardín, bajo el cielo estrellado,
Un toque de romanticismo, otro sueño improvisado.