El astrónomo Diego Bagú se explaya sobre los orígenes de esta rama científica en la ciudad de las diagonales, los desarrollos tecnológicos alcanzados hasta el presente y la importancia estratégica de mantener a la educación como una política pública.
"Pocos países en el mundo tienen la historia astronómica que tiene nuestra nación", subraya Diego Bagú a modo de introducción. El astrónomo de la Facultad de Ciencias Astronómicas y Geofísicas de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) participó junto a su colega Raúl Perdomo del ciclo "Charlas de los viernes en el Planetario", donde repasaron los hitos fundacionales de esta ciencia en nuestro país y desandaron camino hasta conectar el pasado con el presente.
La historia de la astronomía en Argentina se origina con las inauguraciones de los Observatorios de Córdoba en 1871 y La Plata en 1883: "Córdoba y La Plata fueron las pioneras. El de Córdoba nace porque Sarmiento estuvo como embajador en Estados Unidos y conoció a Benjamin Gould, un extraordinario astrónomo, que le dijo vos tenés que venir a Argentina y observar los cielos del sur, a partir de ahí nace una linda amistad y nace la dirección de Gould en el Observatorio de Córdoba. Luego viene La Plata, pero no muchas más ciudades contaron con su Observatorio".
Para Bagú existe una función práctica y soberana para la fundación de estos primeros observatorios: "El de Córdoba nace básicamente para contar con una hora oficial argentina y poder organizar un país, la medición de la hora es un resultado netamente astronómico hasta el día de hoy. Hubo un motivo bien práctico".
“El Observatorio de La Plata nace con una función netamente práctica, porque asociado con la astronomía estaba la geodesia, la medición de la superficie de la tierra. El primer trabajo que se le encarga al observatorio astronómico de La Plata es un trabajo geodésico, que era medir una decenas de puntos a lo largo y ancho de la provincia para tener un buen sistema de coordenadas geográficas. Eso se logró un siglo después con la más alta tecnología satelital del gps”, completa el entrevistado.
Según valora el titular del Planetario, desde aquellas inauguraciónes hasta la actualidad, la historia de la astronomía argentina ha dado grandes muestras de las capacidades educativas, científicas y técnicas que posee nuestro país: “No tenemos que envidiarle nada a nadie, los chicos que formamos pueden trabajar, y de hecho lo hacen, en los más altos grados académicos de todo el mundo, en Europa, Estados Unidos, Asia”.
El entrevistado sostiene que ningún desarrollo sería posible sin el respaldo estatal en materia de ciencia y educación, y destaca los avances logrados por otras casas de estudio pertenecientes a la Universidad pública: “Aquí en la facultad de Ingeniería nuestros colegas están desarrollando gran parte del programa espacial argentino, desarrollando satélites de calidad. El proyecto Tronador, el cohete con el cual el país va a mandar sus propios satélites al espacio en cuatro o cinco años, además de vender el servicio y enviarlos a otros países”.
Por último, toma como ejemplo la misión Chandrayaan-3 de la India, que acaba aterrizar en la Luna: “Esto demuestra la importancia del Estado en la tecnología. India, un país con determinados niveles de pobreza, por qué ‘gasta’ dinero en ir a la Luna, la cuestión es que invierte. Los países desarrollados lo son justamente porque han invertido en ciencia y tecnología, por eso India lo hace. Es el primer país que logra llegar al sur de la luna, y el año que viene, si todo sigue bien, se va convertir en el cuarto país en llevar humanos al espacio. Primero fueron los soviéticos, los norteamericanos el siglo pasado, y luego China”.
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