Una obra teatral que homenajea al militante revolucionario de la resistencia peronista.
Haroldo Logiurato fue un militante revolucionario de la resistencia peronista. Fue secretario general de ATE La Plata entre 1957 y 1959, secretario general de la CGT de los Argentinos regional Berisso y Ensenada, integrante del Partido Revolucionario Obrero Argentino (PROA) y asesor del diputado nacional Rodolfo Ortega Peña. En 1976, organizó junto a Eduardo Luis Duhalde la Comisión Argentina de Derechos Humanos (Cadhu) para denunciar el terrorismo de Estado. Al año siguiente, desapareció junto a su hijo Fabián, de 16 años; su hermano, Luis Logiurato, y sus compañeros Héctor Bellingeri y la Tana Galletti. La obra reproduce parte de las cartas que Haroldo Logiurato le escribió a Hilda Díaz, su esposa, estando preso en las cárceles de Viedma, Resistencia Chaco, Ushuaia y Magdalena, entre los años 1960 y 1963.
“A partir de esas cartas que quedaron en manos de mi mamá construí una obra de danza y busqué recuperar el espíritu y los valores de una época. Allí encontramos ideas y proyectos, que dan cuenta de la militancia por la justicia social y en contra de una burguesía y una oligarquía, que siempre hizo todo lo posible para generar la desigualdad del pueblo”, destaca la bailarina, coreógrafa y directora de la obra.
“No es una historia lineal, ni histórica de mi abuelo; si bien son sus cartas, y la idea es recuperar su nombre, buscamos también homenajear a los compañeros de PROA, organización que surge luego del asesinato de Ortega Peña, de quien mi abuelo era el asesor. La obra recupera el amor, no solo de mi abuelo a su pareja, sino el amor de esos compañeros al pueblo, cuestiones que me pareció importante recuperar para comprender que, si hace casi 40 años que vivimos en democracia, es porque muchos compañeros dieron su vida para eso”, dice a Cacodelphia.
El elenco de la obra está conformado por bailarines bonaerenses, que fueron seleccionados a partir de una convocatoria a audición promovida desde el Programa Danza Escénica Bonaerense, perteneciente al Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires.
“Se trata de bailarines entre 20 y 30 años, jóvenes que se presentaron a una audición de los cuales se seleccionaron 14 personas que son las que suben al escenario”, apunta. “Esta versión de la obra no es la misma que presentamos en el año 2012, es una versión reducida, porque entiendo que el publico ha cambiado y tiene otra manera de absorber, otra paciencia, otras herramientas diferentes para hacer una lectura de una puesta en escena. Además, esta reposición no la hice yo, sino que la hizo Anahí Nieve y Antonela Pallanza que fueron bailarinas del proyecto original”, agrega.
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