Multifacética y con una larga trayectoria a cuestas, la artista argentina ha desarrollado su obra en torno a las figuras humanas, la noche y las marginalidades.
"Todo el mundo me ve como una loca. Siempre me dicen ‘queremos filmarte pintando’ y yo me río porque ni sospechan. Es una cosa muy interna, muy física, la cabeza a mil. No puede haber una interferencia ahí, menos un tipo con una camarita que te diga 'pará, pará que tengo que prender la luz, repetí eso", es una payasada. Todos lo hacen pero a los artistas les gusta. (...) Los artistas se han transformado en flanes caminando. 'Hacé esto', van y hacen. No están pintando, están actuando de pintores (...) todos estamos en la escena, todos tenemos que ser mediáticos. Es horrible". Con estas palabras de Marcia Schvartz comienza su capítulo de "Los Visuales", una serie del canal Encuentro que retrata a diferentes artistas de las artes visuales del país.
En su pintura está muy presente la figura humana y una forma particular de construir la imagen que tiene algo de la deformación, caricaturesco. Las peras y los pómulos pronunciados están muy presentes y dan personalidad a personajes que posan, existen o se desenvuelven en escenarios difusos, cargados y hasta grotescos. Los rasgos de los personajes como impronta de la marginalidad.
A los 15 años Marcia se fue de su casa y comenzó un viaje por el país con un grupo de amigos, al volver abrazó la militancia de la mano de la Juventud Peronista, momento que marcaría su vida y su pintura: "Yo era una perejila, el último escalón del último escalón", definirá ella su posición previa antes de exiliarse en Barcelona debido a la persecución y secuestro de sus compañeros. Si bien recuerda la experiencia como un momento "bastante horrible", también señala que en el exilio muchas personas tuvieron que irse del país y fue con ellas con quienes se resguardó. Produciendo y pintando a ritmos que ya no son, se encontró como "un ser bastante nocturno" en un contexto donde amigos y conocidos desaparecían diariamente. "Fueron años muy enriquecedores pero te quedan miedos. A mi viajar ahora me da miedo, la idea de vivir en otro pais, terror", recuerda la artista en el corto documental.
Testigo y parte, a Marcia le interesa pintar cosas que ve, habla de la representación, de los artistas como representantes de imágenes y también de un interés particular por la historia que la llevan a retratar los márgenes sociales. A las personas que están excluidas de muchos y diversos espacios.
"Yo como artista soy dibujante, pintora. Me gusta mucho modelar, me gusta mucho la arcilla, pintora soy yo. Para mi el oficio tiene que ver con las Bellas Artes, no cualquiera sabe dibujar y después si sabe dibujar, ese dibujo tiene que decir algo, no es solamente la técnica. Hablo de haber trabajado mucho sobre tu propia cabeza y tu linea acompañando y ahi se arma una cosa", defiende la artista posicionando el trabajo artístico como un oficio que se aprende haciendo, más que como un don divino con el que algunos nacen. Para ser pintor, hay que pintar mucho. Hay que poner el cuerpo.
En este sentido, Schvartz es muy crítica del lugar social donde se ponen a los artistas y el arte en general. "Si todo es arte, nada es arte", dice. En ese sentido rescata la palabra del ocio, su "pintora", para señalar el oficio, su dirección hacia las bellas artes. "Artista, esa palabra muy vapuleada, te la venden como la Coca Cola. 'El arte de hacer publicidad', publicidad es lo contrario al arte, entonces lo usan. 'El arte del automovilismo', 'el arte de la pelotita', no es así. Entonces yo decido definirme como lo que soy, nada más y nada menos", explica.
Estudiosa y trabajadora de la técnica, la artista ha cambiado su estilo manteniendo temas, figuras, pero cambiando formas. En los '90, cuando la muerte seguía rondando la escena social a través del virus del VIH/SIDA, Marcia interviene en los personajes que protagonizan sus cuadros. Se abre paso latinoamerica a traves de mujeres de pelo negro, largo, piel oscura. Escenarios de resistencia y muerte que le valieron más de una crítica: Hay tipos que me apoyaban y otros que me dejaron de apoyar", señala. Ningún cambio es de golpe, señala Marcia riendo. Sabe que todo es parte de un mismo proceso que hay que cultivar y trabajar.