Luego del atentado contra la vida de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, el abogado, docente e investigador UNQ y UNLP, advirtió sobre la presencia cotidiana que tiene el odio.
“El odio está hecho con las reglas del espectáculo, es un sentimiento performativo que tiene estilo, que necesita una autoría, que lleva una firma. Todos los días la gente se sienta frente al televisor y asiste al espectáculo del odio, es un poco lo que hacemos todos. Este ha sido un atentado que está hecho para el prime time televisivo. Un atentado que se hizo en medio de la militancia en vivo y en directo, con un actor inconfundible que quiere responderle al espectáculo del odio con una síntesis fabricada con la misma materia prima que está hecha, justamente, todo esto”, señaló el Esteban Rodriguez Alzueta.
En comunicación con Los mundos posibles, el letrado señaló que no se trata de una acción individual ejecutada por una persona aislada, sino que “se trata de un odio de largo aliento”. En este sentido, explicó a través de la metáfora de un banco como el odio no solo se deposita sino que también es utilizado por diferentes actores sociales para intereses particulares. “El odio no está hecho de locura. El odio está hecho de cálculo también, hay capacidad de agencia. Las personas están presas de odio pero también deciden odiar”, subrayó.
“El odio venía de alguna manera surcando la canaleta de la historia también. Esto no empezó en el 2003, no empezó el año pasado. No empezó con el alegato del fiscal la semana pasada. Sino que esto venía de larga duración, esto lo que hizo fue cristalizar algo que venía por abajo hace bastante tiempo. Alimentando con los prejuicios, las declaraciones, los comentarios filosos y la lengua filosa de todos estos personajes”.
Estos personajes, públicos, privados, anónimos y cercanos, utilizan formas de hablar “donde no se sabe dónde termina la libertad de expresión y empieza el odio”. Esa es la delgada línea donde está la política “y la antipolítica” hoy en día.
“No son monstruos, las personas que odian son gente que se parece a nosotros, con quien compartimos el barrio. Eso es lo preocupante, la presencia cotidiana que tiene el odio”, concluyó.
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