A más de sesenta años de su fundación, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria evidencia una marcada desigualdad para las mujeres a la hora de acceder a los cargos de jerarquía.
“El INTA fue fundado en 1956 como parte de las políticas desarrollistas implementadas en toda América Latina, tiene una doble función de investigación y de extensión, recién en 2019, por primera vez, tuvo una presidenta mujer”, introduce Cora Gorñitzki, periodista especializada en agricultura familiar del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria.
El INTA es un organismo de investigación estatal que se dedica al desarrollo agro-técnico en pos de un modelo de competitividad, sostenibilidad social y económica. Opera bajo el ala del Ministerio de Agricultura y es el Poder Ejecutivo el responsable de designar a sus autoridades. La periodista insiste en remarcar la histórica desigualdad de género en el organismo: “Se elige presidente cada cuatro años, antes de 1994 era cada seis, después fue cada cuatro. En más de seis décadas una sola mujer se eligió, fue en 2019, y es la actual presidenta que tiene el INTA”.
“En 2018 se publicó un libro que se llama Con Ciencia de Género, ahí se hablaba de política y números dentro del INTA. El libro comenzaba a desglosar fundamentalmente cuál era la situación de representación de la mujer, con esta idea de que la condición subalterna de la mujer ha sido fuertemente retada en las últimas décadas y Argentina ha asistido a transformaciones sociales y culturales que condujeron a modificaciones legales en procura de la equidad”, explica Gorñitzki.
En el libro Con Ciencia de Género se reunieron datos para poner en evidencia el contraste entre los ámbitos de las unidades de trabajo y también de la totalidad de las aéreas geográficas en las que el organismo desarrolla sus actividades.
“Hay muchas mujeres en el INTA, pero no tiene una buena redistribución de tareas porque las mujeres no acceden a los mismos cargos que los hombres. Hay un 63% de hombres que mantienen la primacía numérica en todos los estamentos del INTA mientras que la representación femenina crece en la base pero se hace muy escueta cuando se trata de cargos de jerarquía. En las 15 direcciones de los centros regionales, hasta el 2018 había solo una mujer, al día de hoy hay menos de diez, el techo de cristal todavía no se rompió”, expresa la comunicadora a modo de conclusión.