Una novela exitosa y una película mundialmente aclamada con excepción de su propio mentor, ¿qué fue lo que desagradó tanto al autor del libro que inspiró uno de los grandes clásicos del cine?
Matías Esteban, escritor, docente y agitador literario, se enlazó vía teléfonica con el aire de #FuturaEnCasa donde compartió sus conocimientos en torno a La naranja mecánica (1962), la novela del escritor británico Anthony Burguess (1917-1993) que sirvió de base para la exitosa película de 1971 que dirigió el prestigioso cineasta estadounidense Stanley Kubrick (1928-1999). Lo que no todo el mundo sabe es que la adaptación cinematográfica es incompleta y que esto le significó una condena irreductible por parte del novelista.
Según contó el columnista, Burguess nació en el seno de una familia fuertemente vinculada a las artes musicales, estudió literatura y combatió para el bando aliado durante la Segunda Guerra Mundial. Aunque producía textos de manera ocasional fue cuando le diagnosticaron una enfermedad terminal que decidió volcarse de lleno a la escritura, con la intención de dejarle los derechos de autoría a su esposa para que ella pudiera subsistir. Fruto de esta necesidad produjo La naranja mecánica, su trabajo más célebre. Que haya sobrevivido a la dolencia que amenazaba su vida es sólo un dato más de su pintoresca biografía.
Este relato narrado en primera persona por Alex, su protagonista, está ambientado en una Londres asediada por la ultraviolencia de un grupo de jóvenes alienados por el aburrimiento y la incompatibilidad con su entorno, problematiza en torno al no funcionamiento de las instituciones y las consecuencias de un sistema social que reproduce estos individuos a la vez que se horroriza de su mera existencia.
El primer rasgo distintivo que se destaca en el relato de Burguess tiene que ver con el lenguaje que utilizan sus personajes, Esteban explicó que esta lengua se conoce como nasdat (término traducible como "joven") y lo describió como “una mezcla de ruso, de habla gitana y de rimas al estilo cockney del lunfardo londinense”. Además, destacó que la novela viene acompañada de un glosario lo cual interpreta como un gesto muy interesante “porque lees una página y tenés que ir al glosario a buscar el significado de ese término, es una ida y vuelta constante, nos encontramos con una lengua joven, una lengua vital, que parece que está viva mientras que todos los adultos que aparecen en la novela se les entiende perfectamente lo que dicen, pero con los jóvenes siempre hay un bloqueo.
“Kubrick le pone su propia impronta y hace algo totalmente diferente, lo hace con un sello personalísimo, Burguess quedó muy desconforme pero por razones que tienen que ver con la edición, cuando se edita la novela en Norteamérica le sacan el último capítulo, lo cortan de forma muy tajante, y Kubrick adapta esa novela incompleta a su película, seguramente sabía que existía ese capítulo, con lo obsesivo que era es imposible no sospechar que él sabía de la existencia de ese capítulo”, señaló Esteban como la semilla del conflicto entre el escritor y el cineasta.
A pesar del éxito cosechado por la película, Burguess se enojó muchísimo con el recorte de Kubrick y llegó a declarar ante la presa que él rechazaba su propia novela, estaba tan disconforme que la despreciaba y ya no la consideraba una obra suya.
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