Silvina Peirano, profesora de Educación Especial y especialista en Sexualidad y Diversidad Funcional, explicó: “lo que para mí, lo que para vos, lo que para muchos de nosotros es sexualidad, para las personas con discapacidad también tiene que ser sexualidad y no parte de una terapia”.
Silvina Peirano es coordinadora del taller virtual Lo Inclusivo es la sexualidad, que propone un recorrido interseccionalizado y didáctico, en torno a los supuestos y representaciones relacionados a la sexualidad y las construcciones sociales en torno a la discapacidad. “Hice un trabajo bastante arduo para recopilar gran parte del trabajo que vengo haciendo hace más de 15 años y allí quedó una propuesta abierta, participativa, no solamente con contenidos, que no es poco para este tema”, contó en el aire de Futura en Casa sobre la propuesta que ya va por su segunda edición. “Este tema empieza a cobrar potencia cuando vienen otras personas: personas que no tienen idea de lo que es ser un discapacitado. Porque justamente la idea de la diversidad funcional es pensar en clave interseccional, pensarnos todos dentro de esa diversidad. Hablamos de sexualidades y hablamos de las nuestras, no la de los otros”, remarcó.
Luego de haber transitado la televisión pública, Silvina rescata la importancia de trabajar en la transmisión de este tema. “Todavía tenemos que trabajar sobre las representaciones que desde los medios se sostienen en torno a las personas con discapacidad y su sexualidad”, ya que “los discursos son bastante inspiracionales, siempre asociados a la lástima, al sufrimiento, a la miseria”. Y aclaró que el mayor problema de las personas con diversidad funcional “no es su sexualidad misma o su falta de capacidad, sino todos los restriccionismos y prohibicionismos sociales que tienen, con los que se encuentran”.
Silvina es docente y cuenta que su investigación comenzó justamente en las escuelas del Conurbano donde daba clases: “no hay mejor teoría que aquellos conurbanos en donde las sexualidades se viven de otra manera, mucho menos problematizadas en alguna forma. No quiero romantizar muchas de las cosas que allí pasan pero sí, por lo pronto, la necesidad de quitarle ese halo, ese constructo tan rígido, tan de problema, de angustia, de ‘no van a poder’, de ‘no van a saber’, con el que solemos asociar, no solamente ya a la sexualidad, sino la construcción que hoy sostenemos de aquellos que seguimos llamando discapacitados”.
A su vez señala, que cuando las “personas que viven gran parte de su vida, solamente por ser una persona con discapacidad, encerrados dentro de una institución teniendo que pedir permiso, con miedo a la libertad, considerándose no capaces, no bellos, no deseables” se generan restricciones y anulaciones. “Cuando le pasa algo así a personas que conocemos o que no conocemos, todas nuestras sexualidades, todas nuestras humanidades están en riesgo”, agregó.
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