En La Salamanca, el músico Osvaldo Burucua presentó el libro “Los sonidos del Cuchi. Un análisis sobre la música de Gustavo “Cuchi” Leguizamón”.
Se trata de un trabajo que “está dirigido a músicos, a estudiantes de música y docentes, que estén atentos a las cuestiones técnicas, como pueden ser el uso melódico, armónicos y formales, que han hecho que la música de Gustavo Leguizamón, sea única, irrepetible y muy inspiradora”, dijo el autor en la previa de aquella presentación en Cacodelphia. También explicó que a través de la palabra de compañeros músicos y del propio compositor, se abordó también al 'Cuchi' y su costado poco conocido del autor salteño, como son sus composiciones para cine.
Para analizar la obra de Leguizamón, el autor tomó dos fuentes musicales que aseguró son decisivas para comprender en totalidad el repertorio del artista salteño. Por un lado, las grabaciones del Cuchi tocando su propio material y por otro las grabaciones del Dúo salteño. El libro surgió del amor, la pasión y la admiración del guitarrista, arreglador, compositor, docente y escritor por la música del Cuchi de la cual afirmó no pudo aislarse al momento de analizarla: “No podes apartarte de las emociones que genera la música del Cuchi, aunque lo estudies fríamente, siempre está la belleza presente”.
“Su padre le inculcó el amor por la música y aprendió a tocar el piano de manera autodidacta. La parte académica del lenguaje musical la aprendió mucho más adelante, empezó a estudiar cuando tenía 20 años, y para ese momento ya era un músico consumado”.
“Toda su música surgía de su entorno, de lo que escuchaba, del modo de cantar de los pájaros, del modo de caminar de la llamas, son algunas de las cosas que él tomaba para componer”, se refirió el autor tomando las palabras del 'Chacho' Echenique, uno de los entrevistados del libro. “Es por eso que nunca quiso salir de Salta, porque allí encontró el lugar ideal para producir su música”.
“El estilo pianístico de Leguizamón estuvo cercano a pianistas de jazz de la época de Ellington, Art Tatum, Thelonious Monk, a quien comenzó a escuchar de grande y también con un importante nombre del jazz nacional Enrique Mono Villegas”, explicó Burucuá. El músico aseguró además que existen muchas coincidencias con Tom Jobim. Ambos –dijo- fueron contemporáneos, ambos pertenecieron a la misma clase social, ambos estudiaron música contemporánea y los dos se pegaron a las raíces rítmicas; Jobim al bosa y al samba y el Cuchi a los ritmos folklóricos de acá.
Al momento de destacar la importancia del Cuchi Leguizamón en la música popular argentina el autor destacó que entre sus composiciones se encuentra una gran diversidad. “Además de zambas y chacareras el Cuchi compuso canciones sobre otros ritmos argentinos y latinoamericanos, canciones que no son muy abordadas”, contó y luego agrego que “con sus músicas, tejió un universo de sonidos y de melodías absolutamente novedoso. El Cuchi fue un filósofo de los sonidos, del mito y del humor”.
Finalmente, en el libro, a través de Alejandra Torres Rovir, se destaca la poesía de Leguizamón, “porque el cuchi fue también un gran poeta” , no dudó Burucuá: “Sus letras no tienen nada que envidiarle a las poesías de Jaime Dávalos ni a la de Manuel Castilla, por ejemplo. Y mucha de esa poesía hoy está esperando ser rescatada”.
Al momento de componer el homenajeado no estuvo solo. Contó con los más grandes de nuestra poesía, como Manuel Castilla, César Perdiguero, Luis Franco, Jaime Dávalos y Armando Tejada Gómez . "Todos potenciaron el brillo de su obra”, agregó.
A 19 años de la muerte de Gustavo Leguizamón, todavía hay mucho material que se sigue descubriendo. "Todavía hay mucha tela para cortar, con respecto a su vida, su música y su legado. En ese sentido este libro intenta tan solo aportar un granito”, concluyó.
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