La pregunta se dispara a partir del abrazo entre Gonzalo Márquez y Sergio Díaz. El primero afrontó un juicio por haberle causado la muerte a Elvira Kruzich en un accidente automovilístico. El segundo es el hijo de la victima. Un caso ejemplar para seguir pensando a la justicia.
En 2015 el motociclista Gonzalo Márquez atropelló y le quitó la vida a Elvira Kruzich, de 80 años. Cuatro años y ocho meses después la causa llega a juicio en el Juzgado Correcional N°1 de Necochea, tribunal que funciona bajo la órbita del juez Mario Roberto Juliano. En el marco de este proceso, Márquez solicitó intercambiar unas palabras con Daniel y Sergio Díaz, los hijos de Elvira. Entre lagrimas y sollozos, el imputado les refirió su sentimiento de culpabilidad y pidió perdón por lo sucedido, la escena culminó en un abrazo.
Al finalizar el litigio, que resultó en una pena de tres años prisión en suspenso e inhabilitación para conducir por idéntico periodo para Márquez, el juez Juliano se acercó a las partes y les pidió disculpas en nombre de la justicia por una demora tan extensa e innecesaria para todas las personas involucradas en esta historia.
Sergio Díaz se enlazó vía telefónica con el aire de Rap de las Hormigas donde manifestó su sorpresa ante la repercusión mediática que tomó el caso: “Personalmente estoy tranquilo, logré estar en paz con este tema, lo que pasa es que por ahí interpretamos a la justicia como una acción de venganza y la justicia es otra cosa, es mucho más elevado, más superador que una venganza, si no nos hubiésemos quedado en la Ley del Talión donde era ojo por ojo, diente por diente”.
Consultado acerca de cómo vivió este proceso, Díaz señaló cierta molestia por “el tiempo geológico de la justicia, que es un espanto, lo vivimos los argentinos en diferentes ámbitos, eso debe modificarse porque no podés esperar tanto tiempo para resolver algo en forma judicial”, y luego destacó el momento en que Márquez pidió hablar con él y con su hermano: “Nos encontramos con el juez y las partes, y el abogado de Márquez pidió que su representado quería presentar unas disculpas y a continuación empezó a hablar Márquez, no hablándole al juez sino hablándonos a mi hermano y a mi, describiendo con su dolor la responsabilidad de lo que había causado y el dolor que le venía produciendo la culpa de 4 años y 8 meses”.
“Frente a una descripción extensa, muy dolida, muy sentida, con circunstancias y datos puntuales que él fue dando, hizo que nosotros desistiéramos de desarrollar el juicio y conviniéramos en una condena, y es más, cuando culmina todo esto, salimos del juzgado y él sigue en la vereda pidiéndonos disculpas con ese dolor que sentía y que nos transmitía”, concluyó el entrevistado.
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