Pese a las intrigas sembradas por los imputados, la justicia federal los encontró culpables por el homicidio de Argentino Pelozo Iturri.
El Tribunal Oral Federal de Neuquén dictaminó severas condenas para catorce agentes y funcionarios del Servicio Penitenciario por la tortura seguida de muerte del preso Argentino Pelozo Iturri, ocurrido el 8 de abril de 2008 en la Unidad Federal Nº9. Desde la querella, a cargo de la Procuración Penitenciaria de Nación, señalaron que la investigación se vio enturbiada por una autopsia adulterada, testigos amenazados y hasta el asesinato de un testigo clave.
Rodrigo Borda, abogado querellante de la Procuración, se enlazó vía telefónica con la mesa de Rap de las Hormigas donde se refirió a las irregularidades generadas para desvìar la investigación: "Los imputados dijeron que se murió en el hospital Castro Rendón, como queriendo echarle la culpa por una supuesta malapraxis de los médicos, pero él entró muerto ya al hospital, se hicieron tareas de reanimación pero las hicieron por protocolo porque él ya estaba muerto".
La causa atravesó nuevas dificultades cuando el programa de protección de testigos le retiró la vigilancia a Luis Abella, cuyo testimonio sirvió para identificar a los asesinos de Pelozo Iturri. Trasladado a Buenos Aires, procesado por una causa que demostró ser falsa y sin las garantías del programa, Abella fue encontrado muerto en un descampado: "Lo más grosero es que se probó que le habían armado una causa y cuando lo vuelven a proteger apareció muerto con una herida de arma blanca".
"Los testigos tenían mucho miedo, hubo testigos amenazados, pruebas fraguadas y un Poder Judicial que no siempre está dispuesto a sobrellevar este tipo de obstáculos y a veces termina siendo cómplice, es difícil revertir una investigación por un homicidio donde la autopsia dice que el preso se murió solo, costó tiempo, fue mucho trabajo, pero lo positivo es que pudimos revertirlo", evaluó Borda.
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