En su disco "Episodios del deshielo", la joven cantautora se despacha con diez preciosas gemas musicales que conmueven desde la simpleza, prescindiendo de todo acompañamiento artificioso.
Carmen Sánchez Viamonte estuvo en el aire de Arriba Hormigas donde hizo un balance de "Episodios del deshielo", disco iluminado a fuerza de una voz tersa y cautivadora que se asienta sobre guitarras cristalinas para dar lugar una poética que se abre paso entre el desencanto y la reconciliación, y al que definió como "un pedacito de mi corazón, un disco del que aprendí mucho ya que en el momento en que lo saqué todavía seguía metida en ese proceso del que hablan sus canciones y hoy me veo un poco por afuera de eso, me veo en otro lugar, ya está, ya pasó y quedó en esa cajita".
"Las canciones son muy distintas entre sí, algunas las hice hace mucho y otras las terminé para grabarlas, pasan por muchos lugares pero la idea inicial que tuve cuando lo armé fue que quería hacerlo yo sola, no quería que nadie me diga cómo tenía que armar mis canciones, entonces fui a verlo a mi amigo Fermin, del Gallinero Grabaciones, y le dije tengo estas canciones, las quiero grabar y van a ser solo guitarra y voz", remarcó la cantante.
A modo de conclusión, Sánchez Viamonte destacó que "lo que reúne a todas esas canciones es la explosión de ese sentimiento, son todos escenarios de amor y de desamor muy intensos para mi y que necesitaba armar una historia, yo siempre digo que a a mi me cuesta mucho decir algunas cosas y que por eso las digo cantando, este disco es como una gran carta de amor y despedida".
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