El trabajo autogestivo vuelve a mostrar que hay un camino posible por fuera de las lógicas patronales.
Necesitaban pagar una boleta de luz de $86.000 y acudieron a la solidaridad de la población ofreciendo huevos de pascuas a mitad del precio que en los comercios tradicionales. La demanda los sobrepasó: la gente se amontonó y agotaron el stock; se trata de Arrufat, una fábrica recuperada productora de chocolates ubicada en Villa Crespo.
“La comunidad nos motivó a seguir adelante”, esbozó Adrián Serrano, presidente de la cooperativa de trabajo Arrufat, en una entrevista realizada en el programa El Mate Compartido. Y amplió: “También somos agradecidos a los medios porque nos ayudaron a visibilizar la fábrica, había vecinos que no la conocían”.
En un contexto de tarifazos, donde los servicios se hacen cada vez más difícil de pagar, las experiencias colectivas surgen como alternativas superadoras al modelo de explotación capitalista. El deterioro del mercado interno y la apertura indiscriminada de importaciones desencadenan caídas en la producción y baja sostenida en los ingresos, sin embargo la esperanza es lo último que se pierde: “Esto nos da un empuje anímico para seguir organizándonos”, aseguró Serrano ante la sorpresiva concurrencia de la gente.
La especulación financiera del gobierno atenta directamente en los puestos de trabajo de las fábricas recuperadas -se perdieron más de 500 en los últimos dos años-, y no sólo eso: el círculo se completa con represión policial, como ocurrió con los trabajadores de Pepsico. Bajo éste panorama, Serrano evidenció la incertidumbre que atraviesa tanto a él como a sus compañeros: “Es como estar caminando en la cornisa, se nos hace muy cuesta arriba”, aunque destacó las cooperativas como lógica disruptiva: “No tenemos patrón, los mismos trabajadores gestionamos Arrufat y el excedente lo repartimos en partes iguales”, concluyó.
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