"Al Jardín de la Luna" propone un recorrido por el vasto cancionero del repertorio taficeño. El Mono Villafañe, uno de los mentores detrás del espectáculo, reseñó a los artistas e intérpretes que originaron este homenaje.
Esa tierra que las lenguas Lule-Vilela llamaron Yukkuman fue, es y será cuna de canciones. En sus tierras se han inspirado Atahualpa Yupanqui, Cuchi Leguizamón, Virgilio Carmona (autor de la zamba "Al Jardín de la República", ese clásico del repertorio de nuestra música popular), los hermanos Núñez y Rolando “Chivo” Valladares, “el más grande compositor y músico que dio la república Argentina”, a decir del Mono Villafañe. Considerado “La voz de la Zamba” el músico taficeño, junto a Fernando Rossini y Pato Molina, inspirados en toda esa historia generaron el espectáculo “Al Jardín de la Luna” que presentaron el sábado en La Salamanca.
Se trata de un encuentro bien tucumano que busca “mostrar el paisaje y la gente de esa provincia” contó el Mono Villafañe en diálogo con Cacodelphia. Del espectáculo forman parte algunas de las obra que a Tucumán le han compuesto maestros como Rubén Cruz, músico taficeño que junto al Mono conformaron el Grupo Vocal Tafi, Chivo Valladares, Néstor Soria, Osvaldo "Chichí" Costello, Arsenio Aguirre “que no es tucumano pero le escribió mucho a la provincia” y “nos han quedado afuera algunos poetas y músicos como Lucho Díaz y Gustavo “Machado” Moreno, que de a poco iremos sumando” señaló el Mono. Además han surgido en los últimos años músicos y poetas como Juan Quintero, Lucho Hoyos, Gustavo Guaraz, Claudio Sosa y el Topo Encinar que también formarán parte del espectáculo que intenta mostrar la riqueza poético musical de la provincia que enamoro a don Atahualpa Yupanqui.
Al ser consultado sobre la particularidad de la riqueza de la música y el canto tucumano, el cantautor aseguró que “está relacionado con la Universidad Nacional del Tucumán que motivó la llegada de muchos jóvenes que se reunían en boliches como “Del 55” (inmortalizado en la chacarera de los Hnos. Núñez) o “El alto de la lechuza”, la peña más antigua del país que abrió sus puertas en marzo de 1940”. En esos espacios -dijo- se forjó “la noche y la bohemia tucumana que es diferente a cualquier otra y se expresa a través de grandes composiciones que, en la voz de Mercedes Sosa, se han convertido en verdaderos clásicos del cancionero popular”.
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