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Días que atrapé con mis manos, poemas que se escriben por la noche

El destino, el tiempo, la muerte y el amor atraviesan los poemas que Juan Francisco Altamiranda reunió en este libro, editado por Ediciones Masmédula. Una invitación a cancelar la cita con el destino, propone abandonar las recetas ganadoras y caminar en busca de lo desconocido.

14705894_10202404711034627_1211037509482068313_nOrganizado en tres pasajes los poemas describen desencantos, temores, soledad, deseos, olvidos y desamores. “A éste libro llegue un poco empujado por las circunstancias y por gente muy cercana que, leía los textos que escribía y compartía en mi página-blog De Noche No Duermo. Ellos me convencieron sobre la posibilidad de publicarlos”, contó Altamiranda en diálogo con Cacodelphia.

“Días que atrape con mis manos” inicia con “La historia de mi vida”, el primero de los pasajes en donde se describen dudas, desencantos y decepciones y se aconseja “buscar un mundo que tus padres no puedan destruir”. En “Tarea para el resto de tus días” el autor propone no incorporar los miedos que son propios de nuestros padres, habla de romper esos esquemas y animarse a cambiar el mundo. “Y ese mundo se cambia de manera colectiva”, aseguró. “El poema intenta romper con ese consejo que nos sugiere, en la mesa no hablar ni de política ni de religión, porque creo que es sano involucrarse y es sano cuestionarse cosas, cometer errores y discutir con nuestros padres”.

Al consultarlo sobre qué lugar ocupa la poesía y cuánto hace para construir ese nuevo mundo, Altamiranda aseguró que “es una herramienta más de la lucha”. La poesía dijo “te puede dar energía para dar la batalla que hay que dar y te puede quitar la venda que tenés en los ojos, pero está tapada siempre por otras cuestiones. Ojala un día rompa esa suerte de cárcel que son las librerías y llegue a las casas, a la calle, a las plazas y esté al alcance de todos. Si algún día un libro de poesía consiguiera ocupar más lugar en lo cotidiano que el celular, no estaríamos tan alelados, ni atrapados en una pantalla que no sé hasta qué punto tiene que ver con la realidad”. En ese nuevo mundo aseguró el autor no cabe “la imagen del poeta como un tipo culto que tiene una percepción de la realidad que va más allá de los demás”. El poeta, afirmó, “es una persona como cualquier otra, que canaliza o busca expresarse a través del poema y que no tiene ninguna súper cualidad”.
Los cuarenta y ocho poemas que forman parte del primer libro de poesías de Juan Francisco Altamiranda, están atravesados por la idea del destino “que uno cree que le corresponde, que le va a tocar y que no puede zafar de ello”. En realidad “no existe tal cosa, el camino lo vas haciendo al caminar y poco tiene que ver la suerte con eso”, describió el autor. Altamiranda plantea entonces cancelar las citas con el destino y “arrojar las llaves del paraíso en un terreno baldío”. En ese sentido Facundo Stazi, integrante del sello editorial independiente, responsable editor del primer libro del poeta berissense, a través de un juego literario, desde la contratapa del libro se pregunta qué es importante y qué no en el tránsito de la vida y reflexiona sobre las dudas y las certezas en ese camino.

El vasto imperio berissense

14718852_1272325229485350_1851542266034102283_nEl segundo de los pasajes del libro ilustrado por Juan Ignacio Milewski, habla sobre “Lo mejor del amor” donde Altamiranda escribe sobre una infancia dorada y la inocencia de esos tiempos surcados por amores secretos, miedos, dramas y tristezas. A través del amor desanda todas esas emociones que nos acercan al “vasto imperio berissense” y a los colores, los aromas, los olores y los vecinos de Vila Zula. “Fui muy consciente de lo que quería contar y como pretendía presentar mí lugar y a los personajes de Berisso y de mi barrio” detalló el poeta y escritor berisense. Me molesta mucho el poeta que escribe odas y quiere engrandecer su ciudad pintándola como si fuera un reino lejano. Es mucho más real y más rico mostrar a mi barrio y a mis personajes, que son Juan Carlos paseando los perros y el kiosquero que escucha heavy metal. Villa Zula es lugar que me vio nacer y crecer y donde todavía la gente se detiene a conversar”.
El libro presentado el 15 de octubre pasado en Casa Cultural y Socialista Rebelión de Berisso, comenzó a tomar forma en el año 2014 y culmino a principios del año 2015. En ese tiempo el autor escribió los poemas a través de los cuales expresó cuestiones personales, que al no poder cambiar, busco “canalizar a través de la poesía”.

Inicialmente el libro se iba a llamar Nuestros días pasan que expresa una idea contraria al título que finalmente se eligió: “Porque una cosa que es que te pasen los días frente a la cara y otra que tengas la lucidez y la inteligencia de atrapar los días que valgan la pena”. Desde el título elegido, asoma entonces la idea del tiempo que pasa dejando amigos, amores y mil olvidos. Y de eso trata el tercer y último de los pasajes “Los días de otro”, donde la poesía de Altamiranda atrapa los días vividos con otros ojos, otros brazos y otras manos, “algunos con una impronta más trágica, otros más felices y otros que son los que no te pertenecen y que son las vidas de otros”. Estos poemas se preguntan “qué paso con esa gente que en un momento compartió mucho con nosotros y que por diversos motivos se dividieron los caminos”, explicó. “Uno muchas veces le regala su tiempo a proyectos que terminan en la nada y otras veces se la juega y termina muy bien acompañado el resto de su vida y eso hay que destacarlo también. Hay que jugársela”, finalizó el poeta nacido en la ciudad de Berisso.

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