El 24 de junio se cumplió un nuevo aniversario del nacimiento de Javier Villafañe, titiritero y poeta argentino. Sergio Marelli, periodista y autor del libro La poesía en mameluco que aborda la vida y obra de Villafañe, se refirió a la historia de este referente de la cultura popular.
El escritor Sergio Marelli, definió a Javier Villafañe principalmente como titiritero y explicó que “fue patriarca y fundador de muchas escuelas de títeres a lo largo y ancho de nuestro país, como también en países donde se exilio, en Venezuela y en España. También es un escritor notable, un gran poeta con una obra muy reconocida por sus pares de Latinoamerica. Pablo Neruda, Nicolás Guillen, Rafael Alberti han elogiado la obra poética de Javier. En una zona de penumbras está toda su obra cuentística”.
Marelli destacó entre los cuentos de Villafañe más conocidos “los mal llamados cuentos para niños, porque también pueden ser disfrutados por grandes, como por ejemplo Los sueños del sapo. Hay otros libros como La Jaula y Circulen, caballeros, circulen, que son una obra compleja y muy rica, y que lamentable tienen muy poca difusión”.
Marelli explicó que “hay un canon literario en el que entran muy pocos escritores y queda afuera parte importante de la literatura argentina. Dentro de esas omisiones estaría Javier Villafañe. Como contrapartida hay una memoria popular que sí mantiene vivo el recuerdo de Javier: en el interior del país hay escuelas, teatros de títeres que llevan su nombre”.
Semblanza de un gran escritor y titiritero
Marelli describió a Javier Villafañe como “un personaje único: por un lado está su obra literaria que es riquísima, inagotable, con cada relectura te das cuenta que es un clásico porque son libros que resisten al tiempo. Por otro lado, era un titiritero que llegó a hacer títeres en China. Con la sola gestualidad de los títeres, podía transmitir una historia. Aun como titiritero era un caso extrañísimo por su talento”.
El escritor recordó que Villafañe “era un bohemio tiempo completo, hoy dificil de encontrar. Vi actos de desprendimiento material de Javier que me ha costado imaginar en otros escritores. Un hombre de una generosidad extraordinaria. Tenía cierta resistencia al apego material y a las cosas, porque sospechaba que le podía coartar lo que él mas amaba: ir por los caminos con la libertad de no tener que rendir cuentas a nadie mas que a sí mismo”.
Marelli, que conoció bien a Javier Villafañe y estuvo con él hasta sus últimos días aseguró que “no perdió en ningún momento esas ganas de asombrarse, de reír ante las maravillas del mundo y solidarizarse con todos los dolores que provoca la injusticia”.
La poesía de Javier Villafañe
Sergio contó que “Javier escribía como vivía y a la inversa. Era todo una unidad, borraba los límites entre la literatura y la vida cotidiana. Poetizaba todo, habalaba siempre de la poesía. Miraba todo desde los ojos del poeta. Para él, la poesía era como el pulso, como la comprobación de estar vivo”.
Cuando la poesía se viste de mameluco
Villafañe solía vestir un mameluco, Marelli cuenta que “su mameluco era para toda ocasión. La alegría la tenia hasta en su manera de vestirse”. En su libro, rescata una anécdota que retrata que realmente esta prenda de vestir era "para toda ocasión":
Marelli recordó que conoció a Villafañe desde chico: “era muy amigo de mis padres, vivía largas temporadas en casa.”
Marelli contó que Javier tuvo un papel protagónico en su infancia porque despertó su interés en la poesía: “Gracias a Javier conocí la poesía antes de leer poemas. Él Era un manantial de historias, atrapaba con su relato, un narrador nato, con un don para la narración. Era imposible sustraerte de la magia que creaba alrededor”, expresó el escritor platense.
Sergio Marelli, se refirió al proceso de creación de su libro “con Javier grabamos horas y horas de conversaciones. Él tuvo la generosidad de dejarme una gran cantidad de material fotográfico, obras de títeres que nunca se publicaron, poemas inéditos, parte de su correspondencia. Todo un yacimiento de materiales a los cuales no hubiera podido arribar de otro modo. También hice mucho trabajo de investigación, yendo al archivo de revistas en las que él colaboraba.”
Sergio sintetizó su libro como “un tributo a uno de los seres de más bellos que he conocido en mi vida”.