A treinta años de los primeros pasos del Equipo Argentino de Antropología Forense, uno de sus miembros, Daniel Bustamante, contó cómo comenzaron a reconstruir la historia de las víctimas del terrorismo de Estado, cuál fue la relación con los familiares de las víctimas y cómo su tarea influyó en el resto de Latinoamérica y el mundo. A la charla se sumó Manuel Gonçalves Granada, nieto restituido, quién explicó cómo fue la participación del EAAF en el proceso de la restitución de la identidad de sus padres.
En 1984 las Abuelas de Plaza de Mayo buscaban un método científico que les garantizara que los nietos localizados fueran efectivamente los suyos. Esto las llevó a Estados Unidos para contactarse con Eric Stover, director del Programa de Ciencia y Derechos Humanos de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS). Convocados por la CONADEP y por Abuelas llegó al país una delegación de expertos forenses. Al ver las exhumaciones que se realizaban solicitaron la interrupción inmediata por la utilización de métodos acientíficos. Daniel Bustamante indicó que “se mezclaban los restos, se perdían muchas evidencias asociadas a los restos que se iban exhumando y era muy complicado después tratar de establecer una integridad de esos restos”.
Entre los integrantes de la delegación de la AAAS se encontraba Clyde Snow, reconocido mundialmente en antropología forense. Snow convocó a arqueólogos, antropólogos y médicos para comenzar las exhumaciones y los análisis de los restos utilizando las técnicas de la arqueología tradicional y la antropología forense. En recurrentes viajes Snow acabó por constituir el EAAF.
-Las primeras exhumaciones que se realizaron en el país – señaló Bustamante – tienen una relación directa con la investigación y la búsqueda de Abuelas: es la exhumación de la hija de la presidenta de Abuelas, Laura Carlotto, y la exhumación de Liliana Pereyra. Con estos casos Clyde demostró en el Juicio a las Juntas cómo se recuperaban los cuerpos, cómo se determinaban las lesiones y toda la información que se podía recuperar y ser útil a los juicios utilizando esas técnicas.
Bustamante rescata el nacimiento del Equipo forjado al calor de la lucha de los organismos de Derechos Humanos. Apuntó que el el EAAF “no habría transitado estos 30 años si perdíamos de vista que el objetivo por el que estábamos trabajando era llevarle respuestas a los interrogantes que tenían los familiares, y que el objetivo principal es su reclamo, porque la confianza que nos brindaron desde el comienzo, y el afecto y el cariño son fundamentales”.
Sin embargo, desde un primer momento el Equipo debió afrontar las dificultades de su experiencia pionera en el contexto pos dictatorial.
-Era complejo -explicó Bustamante- uno se preguntaba para qué iba a servir eso, porque los compañeros que participaron de las primeras exhumaciones se encontraban con que los que asistían por ahí eran jueces que habían estado en funciones durante la dictadura, y te veías rodeado de policías que podían haber participado del aparato represivo. Entonces uno se preguntaba qué tanto iba a servir para ese juez que por ahí tenía estaba implicado en esa situación y qué tan seguro te sentías ante esos policías.
El monumental trabajo del EAAF queda a la vista con un simple aproximamiento al proceso para la restitución de una identidad. Bustamante señaló que “uno de los casos más complejos fue la recuperación de unas inhumanaciones de fosas comunes que había en el sector 134 de Avellaneda. Empezamos las exhumaciones en el 88 y las terminamos en el 95, 96.” Para esto se utilizan técnicas arqueológicas para no mezclar los restos de las fosas comunes donde se llegó a encontrar restos de 20 personas en el mismo lugar.
Dos investigaciones paralelas se realizan en el proceso de restitución de identidades.
-Después de recuperar todo lo asociado a un cuerpo - indicó Bustamante - se realiza su consecuente traslado al laboratorio, lavado de los restos, establecer el perfil biológico y demás; mientras tanto otro sector del Equipo hace lo que se denomina la investigación preliminar que es tratar de hacer la reconstrucción histórica de cada desaparecido, cada centro clandestino, juntar testimonios, revisar archivos del Estado como las actas de defunción y causas judiciales, para después construir un archivo paralelamente a las exhumaciones y buscar las relaciones entre esos universos.
Una de las características del EAAF es la exigencia en su exhaustivo trabajo. El antropólogo explicó que en un principio, en el trabajo previo a los avances genéticos, se buscaba obtener la mejor investigación posible antes de avisar a un familiar la posibilidad de identificar restos. "Los familiares han venido de decepción en decepción, y nosotros siempre quisimos no ser una decepción más en este camino que transitaron los familiares donde el Estado les prometía una cosa y después no se le daba", apuntó.
En los 90’ el avance en la genética permitió renovar las técnicas y obtener resultados “más rápidos y certeros”. Sin embargo, tal como la antropología forense nació de los grandes crímenes humanos y el EAAF nació como respuesta al terrorismo de Estado, las masacres en otros puntos del mundo fueron los que dieron lugar a las innovaciones en la genética. “La antropología forense da un salto después de la crisis de los Balcanes, cuando hubo que identificar grandes cantidades de personas masacradas en ese conflicto y algunos laboratorios se pusieron a trabajar en la forma de secuenciar y comparar masivamente perfiles genéticos”, indicó Bustamante.
Clyde Snow, fundador del Equipo, falleció a mediados de mayo |
Interrogado acerca de por qué el Equipo surgió en Argentina, y no en otros países también atravesados por genocidios y masacres, el antropólogo respondió con seguridad:
-Hay un componente que es la fortaleza de los organismos de Derechos Humanos desde el principio y la claridad de objetivos. En ese reclamo continuo, más allá de después de conquistar la democracia, ese objetivo claro e inclaudicable, que tienen las madres, las abuelas y las organizaciones de familiares sobre el pedido de respuesta para que les digan dónde están las personas desaparecidas, es importante. Sin ese reclamo de los familiares que se mantuvo en el tiempo hasta hoy día, esa tenacidad que tienen los familiares para buscar la verdad sobre qué ocurrió con sus familiares, sin eso creo que no hubiese sido posible.
"Nos dieron la posibilidad de cerrar este duelo"
La entrevista realizada en el piso de los estudios “Javier Prol” de Radio Futura, fue profundizada con el llamado de Manuel Gonçalves Granadam, nieto recuperado en 1997 y primero en ocupar un puesto directivo en Abuelas de Plaza de Mayo. Granadam le dedicó unas palabras al EAAF, afirmando que posee con la institución un "cariño extremo". Afirmó que "tener un familiar que uno no sabe dónde está, es tremendo y el Equipo de Antropología con tenacidad, pero sobre todo con su compromiso por los familiares y la historia de cada uno de los restos nos dieron a nosotros la posibilidad de cerrar este duelo permanente que te impone la figura de desaparecido."
Daniel Bustamante reflexionó sobre la relación particular que se construye con cada familiar, y en este sentido con Manuel.
- Yo suelo colaborar con abuelas de plaza de mayo, entonces los chicos uno los conoce desde chiquitos. A uno le pasaron los años y ellos están tomando las posta de Abuelas, que si bien es alentador que participen en la continuidad del trabajo, para algunos es terrible que sucediendo tanto tiempo algunas abuelas no tengan respuesta. Se conjugan cosas encontradas, a veces decepción de nosotros como sociedad, y por otro lado la alegría que ese compromiso siga en la lucha de los nietos. Pero como sociedad me produce una situación compleja.
Finalmente, Bustamante fue interrogado sobre si el Equipo considera tener una deuda personal en su búsqueda, a lo que respondió efusivamente que "la única deuda es poder asignar la identidad a cada uno de los cuerpos, ese es el compromiso".
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