Amalia Fortabat murió en 2012, dejando una gran fortuna construida con la empresa de cemento Loma Negra. Marina Abiuso y Soledad Vallejos recuperan su historia ligada intimamente a los devenires socio políticos de la historia del país y en base a entrevistas y archivos publicaron "Amalita, la biografía". Vallejos contó cómo Fortabat llegó a ser la empresaria más rica de Argentina y su relación con las dictaduras y gobiernos democráticos.
La autora cuenta que la idea de la escribir una biografía surgió tras revisar la cantidad de saludos fúnebres publicados en los diarios por la muerte de Amalita en febrero del 2012. Durante ese año realizaron entrevistas, revisaron archivos y conocieron lugares en Olavarría, ciudad donde se fundó Loma Negra, la empresa de cemento que heredó Amalita después de enviudar.
También se encontraron con dificultades para recopilar testimonios: "hay gente que supuestamente no tenía problemas para hablar pero después no te atendía, Amalita dejó muchos heridos y con su muerte eso no se cerró entonces algunos hablaron porque estaban heridas pero otras no por desconfianza pensando que éramos mandadas por la familia" aseguró Vallejos. Agregó que algunos pidieron que no aparezca su nombre porque tiempo atrás habían firmado actas de confidencialidad y podían enfrentar consecuencias legales.
Olavarría fue importante en la vida de Fortabat porque fue donde se creó Loma Negra y donde ella se formó y generó un modelo de empresario argentino. La empresa se fundó en 1927 y dos años después era una de las principales proveedoras del Estado. Una vez casada con Alfredo Fortabat, Amalita vivió 30 años a su lado aprendiendo cómo su esposo dirigía Loma Negra, si bien ella no tomaba decisiones conocía en detalle cómo funcionaba.
Vallejos destaca la actitud paternalista de Fortabat para con sus empleados como forma de poder. Se creó "iban con el viento, donde podían tener a resguardo su dinero, más cuando se trata del cemento porque para cualquier obra pública el Estado lo necesitaba, sabía que por eso tenía gran poder político"
la "Villa Alfredo Fortabat" donde vivían los trabajadores de la empresa que nació como una necesidad para que hubiera personal siempre disponible para el funcionamiento de los hornos. También hace hincapié en la astucia de Fortabat quien se alió tanto con el peronismo de los '40, con el desarrollismo de Frondizi de los '60 y se mantuvo en pie en las dictaduras militares que sufrió Argentina. Según la autora
El marido de Amalita murió en 1976 dos meses antes de que se iniciara la dictadura cívico-militar más sangrienta de Argentina. Ella se hizo cargo inmediatamente de Loma Negra pero al principio mantuvo al mismo equipo de trabajo para que el cambio no sea tan brusco. Antes de que se muriera Alfredo "ella estaba en segunda línea, era la esposa 'de', pero luego se destapa empieza a generar dinero, poder y a figurar" en el ámbito del negocio y en el ámbito social de la elite argentina.
Amalita “se destapó”: viajó a Nueva York y compró obras de arte en remate y creó colecciones, la nueva actividad de las elites. Incluso llegó a hacerse retratar por el artista Andy Warhol al estilo pop art. De a poco empezó hacer cambios en la empresa aunque continuando el legado paternalista de su marido. Loma Negra empezó a entregar premios a artistas y financió el club de Olavarría que llenó su plantel de jugadores importantes y llegaron a organizar un partido con la selección rusa. Estos eventos públicos ubicaron a la empresa no solo en el ámbito industrial sino que también daban roce con espacios sociales, lo que aseguraba cobertura política.
El 24 de marzo de 1976 Amalita llevaba dos meses en la dirección de la empresa por el fallecimiento de su marido. Ella no negó su apoyo al golpe de Estado, al contrario participó de reuniones y colaboró. Vallejos cuenta que “el día que Videla convocó a grandes empresarios fueron Ernestina Herrera de Noble y Amalita, ese día había enterrado a su madre y estuvo ahí igualmente, era muy importante para ella”.
El caso que llevó a Loma Negra a la justicia fue el del abogado Carlos Moreno, desaparecido en 1977. En los años ’70 Moreno aceptó ser el representante legal de trabajadores de la empresa de Fortabat que denunciaban que el polvillo de la fábrica les había producido daños irreparables en su salud. En el 2013 se condenó a tres militares y a dos civiles por su desaparición y se ordenó investigar la responsabilidad de la comisión directiva de Loma Negra. Para Vallejos “es raro que Amalita haya dado una orden en este sentido, era más fácil controlar con dinero y amedrentar porque era un pueblo chico y estaban en dictadura”. A pesar de ello señala que es imposible que la gerencia de la empresa ignorara la situación de Moreno por la relación tan cercana de Amalita con a los militares.