Si bien los representantes de la empresa asistieron a la audiencia convocada por el gobierno, se negaron a participar ya que el sindicato no había acudido. A su vez, por la mañana se realizó una movilización a la fábrica para acompañar a los más de 60 trabajadores que debían reincorporarse a las tareas tras el dictado de la conciliación obligatoria. Sin embargo, la patronal decidió cerrar las puertas.
Luego de que el Ministerio de Trabajo de la Provincia de Buenos Aires dictara la conciliación obligatoria, se esperaba que en la mañana del lunes se avance en la negociación para destrabar el conflicto. Sin embargo, ante la ausencia de los representantes de SMATA y la negación de la empresa a participar, los delegados de los trabajadores suspendidos siguen sin conseguir retomar sus labores. A esto se suma el cierre de la fábrica a lo largo del lunes, que la empresa justificó por “tareas de mantenimiento”. Dicha postura fue tomada a partir de la obligación ministerial de reincorporar a los despedidos. Desde las 5:30 de la mañana, organizaciones de izquierda estuvieron acompañando a los despedidos en las puertas de Gestamp.
Hector Heberling, dirigente del Nuevo MAS, analizó en comunicación con RAP el avance del conflicto. Explicó que a fines de abril la empresa decidió suspender a 69 trabajadores. Cuando se había cumplido el tiempo de la medida y los trabajadores debían ser reintegrados, decidió continuar con la medida. A su vez, rechazó la propuesta de los trabajadores de realizar rotaciones en los puestos de trabajo. Posteriormente Herbeling sostuvo que “ahí se vio que en realidad eran despidos encubiertos”. Ante a las protestas en la fábrica, la empresa decidió concretar los despidos con más de 60 operarios cesanteados.
En cuanto a la fallida reunión con el Ministerio de Trabajo, sostuvo que “ la burocracia y la patronal intentan que no se cumpla la resolución ministerial”. También afirmó que “la empresa toma el pelo al ministerio porque está violando reglamentaciones”, a pesar de lo cual “evidentemente el gobierno provincial y nacional están más a favor de la empresa extranjera que de los trabajadores argentinos”.
El dirigente hizo hincapié en los beneficios recibidos por la industria automotriz en el último tiempo y rechazó que se busque que la crisis que atraviesa sea cargada sobre los trabajadores. “Si llegó la época de las vacas flacas, que aguanten la situación, y dejen de ganar algo para que los trabajadores puedan seguir teniendo sus fuentes de trabajo”, afirmó el Heberling. Apuntó así que “de lo contrario volvemos a la lógica de los 90 donde cuando hay una baja en producción son los trabajadores los que pagan”.