Martes 17 de diciembre de 2013
Entrevista a Agustina Pierres
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Foto: Joaquin Casco |
En la madrugada del 8 de diciembre el dueño del bar Mirapampa, ubicado en el barrio platense Meridiano V, echó del local a dos chicas por besarse. Primero, la indignación se canalizó en los muros del Facebook; luego, amigas, amigos y familiares convencieron a Agustina y Belén de la necesidad de potenciar esa denuncia. El pasado viernes 13, organizaron una besada masiva con el objetivo de conscientizar porque “no queremos una sociedad que avale la discriminación”.
“Estamos tan acostumbradas a esto que no pensábamos hacer nada”, explicó en Rap Agustina Pierres, una de las víctimas de la acción homofóbica del dueño de Mirapampa. “Primero publicamos un estado en Facebook y la gente se empezó a solidarizar y nos decían “tienen que hacer algo”, no puede quedar así”. Ese impulso las llevó a generar un hecho político para no dejar impune la censura a las expresiones de las parejas no heterosexuales. “Fue un poco empezar a darnos cuenta de la gravedad de lo que había pasado”, contó Agustina.
En la convocatoria a la besada masiva, Agustina y Belén decían: “Como ya hemos mencionado, hace varios meses que estamos de novias y en este tiempo hemos vivido todo tipo de actitudes y situaciones discriminatorias, en reiteradas ocasiones”. Agregaban que “la mirada que acusa y señala lo que somos se torna insoportable. Esta vez, creemos que se llegó a un límite que es intolerable”. La manifestación finalmente se realizó el viernes 13 de diciembre frente a Mirapampa, en 17 y 71.
Si bien el empresario del bar quiso hablar con ellas, las chicas prefirieron que el diálogo se dé en el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI). Belén y Agustina radicaron allí una denuncia administrativa. La misma no conduce a ninguna sanción, sino que hay una instancia de mediación donde la parte denunciada puede pedir disculpas, y para aceptarlas, la parte denunciante puede establecer condiciones, como una señalización.
El cambio pendiente
En los últimos años Argentina realizó avances legislativos significativos en pos de la ampliación del derecho a la diversidad sexual de la población, con la Ley de Matrimonio Homosexual, la Ley de Identidad de Géneros y la Ley Nacional de Educación Sexual Integral. Esta última no es cumplida sistemáticamente ni con la complejidad que exige, tal como lo mostró el caso de la profesora Romina Hermelo en San Luis.
La docente del colegio secundario de Bellas Artes había sido sancionada en junio de este año por el ministerio de Educación de esa provincia, por dar como lectura una novela que contaba una historia de amor entre dos mujeres. La denuncia de esta acción arbitraria fue acompañada por el Gobierno Nacional así como por organizaciones como la Comunidad Homosexual Argentina (CHA).
Pese a ello, son alentadoras las actividades en escuelas, universidades y otras instituciones estatales se están realizando proyectos que persiguen cuestionar la heteronorma y promover la igualdad de derechos. Por ejemplo, desde 2006 la Escuela n°20 de La Plata lleva adelante el proyecto “Educar en la Diversidad Sexual, sin Homofobia, Lesbofobia, Bifobia ni Transfobia”.
Asimismo, cabe destacar las intervenciones reivindicativas y educativas en ámbitos no formales que impulsan las organizaciones feministas desde hace décadas. No obstante, los resabios homo-lesbo-tranfóbicos de la sociedad continúan fuertemente arraigados.
En el preámbulo de la Declaración de Montreal sobre Derechos Humanos de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans de julio de 2006 manifiesta que “la negativa de aceptar y respetar esas diferencias es causa de opresión en la vida cotidiana de las personas LGBT en la mayor parte del mundo”. Pero también, afirma, en Asia, África, América Latina y Europa del Este, las personas LGBT “no aceptan ya que se les perjudique o discrimine y tienen cada vez menos paciencia a la hora de luchar por lograr la libertad y la igualdad”.
La besada masiva es un caso testigo de eso. Agustina Pierres sostuvo que “hay un montón de situaciones mucho más violentas, pero de todas formas, que haya tanta gente hablando de esto y que les parezca indignante es un paso y que se difunda un caso así hace que la gente no se quede callada”. “Ojalá sirva para que otras personas puedan despertar y ayude a visibilizar. Que ciertos casos se hagan visibles es positivo”, reflexionó.
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