El 15 de abril de 2008, Gustavo Mareco, de 16 años, jugaba con un celular que había encontrado en la calle. Mediante un llamado telefónico, el teniente de la bonaerense Alberto Gastón Carrizo, cuñado del dueño del celular, le ofrece a Gustavo 500 pesos para que devuelva el aparato citándolo en un descampado de la villa Adolfo Sourdeaux donde, sin mediar diálogo, lo fusila de un disparo en la cabeza.
A casi dos años de este caso de gatillo fácil, el Tribunal Criminal Nº 2 de San Martín absolvió al policía Carrizo.
Columna de Información sobre represión policial e institucional.
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